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 sábado, 19 de noviembre de 2005  
Terezín: la ciudad que el Führer "regaló" a los judíos

Terezín no escondía menos horrores que los otros campos de concentración del régimen nazi. De los intelectuales y artistas checo-judíos que llegaron como prisioneros, muchos murieron allí mismo por las condiciones infrahumanas a las que eran sometidos, y otros tantos fueron deportados tiempo después a las cámaras de gas de Auschwitz. Sin embargo, el nazismo hizo de esta ciudad fortificada una fachada que era presentada ante al mundo como un campo modelo. Y la máxima expresión del cinismo de su maquinaria propagandística fue la filmación de la película "El Führer regala una ciudad a los judíos".

Terezín, o Theresienstadt en alemán, era una pequeña ciudad fortificada de Bohemia, ubicada a 50 kilómetros al norte de Praga. Había sido edificada en 1780 por José II y llamada así en honor de su madre, la emperatriz María Teresa de Austria. En ese lugar funcionó desde 1940 un campo de concentración para 32 mil prisioneros judíos y políticos, donde miles de personas murieron de agotamiento, desnutrición y enfermedades.

Fue considerada la antecámara de Auschwitz e incluso en su arcada de ingreso se leía la misma frase que los alemanes ostentaban en muchos de sus campos: "Arbeit macht frei", es decir, "El trabajo os hará libres".

Allí fueron confinados intelectuales y artistas checos, como los compositores Hans Krása, Viktor Ullman, Pavel Haas, Gideon Klein y Sigmund Schull, además de pianistas y directores de orquesta.

Hasta el verano de 1942 tener un instrumento musical en Terezín equivalía, según los testimonios, "a una condena a muerte". Pero luego los jerarcas nazis autorizaron la práctica musical y, más aún, hicieron de ella parte de la maquinaria propagandística del régimen.

En el campo se estrenaron más de 50 obras y, en el llamado "recreo", orquestas y pequeños conjuntos de cámara se convirtieron en una vía de escape del horror para los prisioneros, tanto para los que integraban los grupos como para los que eran parte del público.

Todo esa actividad fue aprovechada por el régimen. Tal es así, que la ópera infantil de Krása, "Brundibár", no sólo fue interpretada por los chicos del campo con venia de las autoridades, sino que además fue utilizada como fachada ante el comité inspector de la Cruz Roja Internacional que visitó Terezín en junio de 1944.

Para eso, los nazis mejoraron un sector del campo, construyeron nueva escenografía y les entregaron más instrumentos a los prisioneros para construir la fachada que mostrarían ante la Cruz Roja, y así al mundo.

Pero eso no les alcanzó. Los nazis aprovecharon las mejoras hechas en Terezín para sumar a su propaganda y filmaron la película "El Führer regala una ciudad a los judíos" (Der Führer schenkt die Jüden eine Stadt).
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