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martes,
11 de
octubre de
2005 |
Gran coalición. Un inevitable paso al costado
Schroeder prepara su despedida
de las grandes ligas políticas
Tras dar pelea después de los reñidos resultados de los comicios, el canciller se va cumpliendo con su partido
Joachim Schucht
Berlín. - "La CDU/CSU designará al canciller". Se trató de una frase breve en el acuerdo que abrió las puertas a la formación del nuevo gobierno en Alemania, pero para la vida política del socialdemócrata Gerhard Schroeder esas pocas palabras tienen un significado fundamental.
La elección de la democristiana Angela Merkel como canciller pone fin al gobierno de socialdemócratas y verdes, con el que Schroeder ha dirigido en los últimos siete años a la potencia económica alemana.
En medio de la pérdida de popularidad de su gobierno, Schroeder echó el freno de mano en mayo, después de que su Partido Socialdemócrata (SPD) perdiera las elecciones regionales en Renania del Norte-Westfalia, su principal bastión y el estado federado más poblado del país.
"Si perdemos Renania del Norte-Westfalia, no podremos ganar tampoco las elecciones federales", dijo Schroeder por aquel entonces y sorprendió incluso a sus propios correligionarios al anunciar elecciones anticipadas.
Desde su punto de vista, sólo con una solución así, con el inesperado adelantamiento en un año de las elecciones, habría posibilidades de que el SPD se recuperara y permaneciera en el gobierno. Finalmente, en la cita electoral del 18 de septiembre, sus estimaciones se cumplieron sólo en parte.
Tras una furiosa campaña electoral concentrada en su persona, el SPD consiguió convertirse en socio para el próximo gobierno. Después de que el Partido Liberal (FPD) se negara a formar parte de un tripartito con el SPD y Los Verdes, como única opción posible quedó una gran coalición entre socialdemócratas y conservadores.
Como muy tarde, en las elecciones celebradas con retraso en Dresde hace dos domingos, en las que la CDU/CSU consiguió ampliar de tres a cuatro mandatos parlamentarios su ventaja frente al SPD, quedó claro que Schroeder ya no podría defender por mucho tiempo más su exigencia de seguir siendo canciller.
La pérdida más dolorosa
La despedida definitiva de Schroeder parece ser sólo cuestión de semanas, cuando se firme el tratado de coalición y se elija a Merkel como jefa de gobierno. Ayer Schroeder no se pronunció públicamente sobre su futuro. Sin embargo, en una sesión de la cúpula ejecutiva del SPD descartó asumir un puesto de ministro. "No encaja dentro de mis planes vitales", dijo, según participantes en la reunión.
De todas maneras, la pérdida más dolorosa para Schroeder tuvo lugar hace 16 meses, cuando con ojos llorosos entregó la presidencia del SPD a Franz Muentefering. Según dijo por aquel entonces, su corazón no se había apegado tanto a un puesto político como al de presidente del partido. El ser canciller, afirmó, siempre fue para él algo limitado en el tiempo. Además, aseguró que nunca pretendió permanecer en el cargo durante 16 años como su predecesor, el democristiano Helmut Kohl.
Schroeder cree haber cumplido ya con su partido, ya que ningún otro canciller del SPD ha conseguido hasta ahora mantener a los socialdemócratas como principal grupo parlamentario durante dos legislaturas seguidas, aún en medio de la crisis económica que azota al país con un alto índice de desempleo y la fuga de capitales hacia Europa del Este. Además, el canciller considera que el hecho de que sus niveles de popularidad nunca hayan caído tanto como los de su propio partido son una señal de que personalmente hizo el trabajo lo mejor que pudo en los últimos siete años. (DPA)
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Solitario y final. Schroeder mira el vacío a través de los cristales de su despacho.
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