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 domingo, 18 de septiembre de 2005  
Piden un móvil policial fijo para calle colectora del acceso Sur
Aunque pide más patrullaje, para el párroco de La Tablada la inseguridad se combate con "planes de reinserción social"

"En este barrio la gente es muy buena, pero hay grupitos de pibes que están en una situación difícil. Son adolescentes, no tienen trabajo ni están escolarizados. Sin embargo, los que tiran piedras no son exclusivamente de este barrio". Parado sobre la colectora de la Circunvalación, un balcón privilegiado al río y al acceso Sur, el sacerdote Osvaldo Bufarini sugiere una medida más para mitigar las amenazas que hoy por hoy representan las barrancas desde las que a veces se tiran cascotazos a los automovilistas: "Desde acá -describe- se puede controlar casi todo el lugar, sería muy eficaz que se colocara un patrullero fijo en este sitio".

Luego de años en Arroyo Seco, el titular rosarino de Cáritas está desde hace cuatro meses en la parroquia Nuestra Señora de Fátima, ubicada en Güiraldes al 500 bis en un complejo que incluye dos escuelas secundarias y una primaria, uno de los centros neurálgicos de contención social en una barriada tan careciente como pesada. En este marco, la posibilidad de que alguien arroje piedras a los automovilistas que transitan la Circunvalación no es otra cosa que un problema más de tantos que podrían contrarrestarse con una sola medida: fomentar la reinserción social.

Bufarini muestra el balcón a la costanera que hay en su nuevo barrio. En esta calle paralela a la Circunvalación, en Schmild al 3700, parece posible controlar con la mirada cada rincón de la zona, a ambos costados de la autovía. Se ve -a lo lejos, a unas ocho cuadras- una camioneta de la policía custodiando la bajada de calle Ayolas. La vista del lugar hace aparecer como presa fácil a todos los vehículos que circulan por ahí, como si no hiciera falta tener demasiada puntería para destrozar un parabrisas.

"Ultimamente no están tirando piedras", aclara el cura, y desliza que "nunca se ve a los que tiran", pero se puede inferir quiénes son. Sin embargo, Bufarini prefiere remarcar que "si hubiera un móvil ubicado en este lugar y recorriera esta calle, no habría nadie tirando piedras". No obstante, en el último mes hubo al menos siete casos de accidentes provocados en el acceso sur con fines aparentes o concretos de robo.

El sacerdote sostiene que la inseguridad es un problema más importante para quienes viven en el barrio que para quienes eventualmente transitan por la Circunvalación. "El vecindario sufre mucho, acá se vive con temor por el tema de los robos", aclara, y comenta que en la escuela, por poner un ejemplo, todas las actividades terminan a las 19. "En general, eso se hace más por carácter preventivo, pero al mismo tiempo demuestra hasta qué punto esta situación determina la vida cotidiana del barrio. A la nochecita los vecinos tienen miedo".

Bufarini no se queja de la labor policial en la zona, aunque cree que la presencia policial debería intensificarse. Por ejemplo, "en la colectora Schmild, que está patrullada, sería mejor que hubiera una guardia permanente".

No obstante, el sacerdote busca las soluciones en otro tipo de acciones. "El problema en este barrio es la falta de trabajo. Por ahí la gente come, tiene algún plan social, pero no tiene trabajo. Entonces nadie puede progresar. También existe el problema de la droga, básicamente porro y pegamento. Pero todo puede mejorar a partir de la reinserción social. Por eso estamos motorizando planes de capacitación laboral, aunque esos son procesos lentos".
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