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domingo,
18 de
septiembre de
2005 |
Una fruta sensual
Quique Andreini / La Capital
No se por qué pero la frutilla es una fruta que está íntimamente ligada a la sensualidad. Numerosas imágenes publicitarias muestran los sugestivos y carnosos labios de una mujer comiendo una tentadora frutilla. Cuenta una hermosa leyenda Cherokee que el Gran Espíritu creó al hombre y a la mujer, les entregó la tierra con todas sus maravillas y pensó que se sentirían felices, vivirían en paz y fundarían una gran familia.
Pero no pasó mucho tiempo antes de que la pareja comenzara a reñir. La mujer gritaba al hombre y el hombre gritaba a la mujer. Ninguno de los dos parecía hacer nada bien a los ojos del otro, y eran tan amargos los reproches y duras las palabras que finalmente la mujer decidió abandonarlo.
Por un tiempo el hombre solo se sintió tranquilo pero pronto empezó a echar en falta a su compañera y se entristeció. El Creador le preguntó si le gustaría que la mujer volviera a su lado y el hombre dijo que nada deseaba más y el Creador prometió traerla de vuelta. Ella salía todos los días a recoger frutas y bayas con que alimentarse y el Creador hizo que nacieran en su camino arbustos colmados de arándanos pero ni los miró. Luego, llenó la ribera del arroyo de zarzas de las que pendían grandes y dulces moras pero tampoco se sintió interesada.
Más tarde fueron las frambuesas y muchas más frutas silvestres pero no hacía ningún caso, hasta que el Creador hizo aparecer las fresas. La mujer vio una gran mata plagada de frutos rojos y brillantes y quiso probarlos. Se agachó, recogió unos pocos y los comió con deleite. Eran tan dulces y frescos, tan suave su sabor que pensó; "Al hombre le gustaría mucho comer estas frutas", y llenando el cestillo que traía volvió al lado de su pareja para ofrecérselas y disfrutarlas en su compañía.
Así se originaron las fresas y el Creador logró que el hombre y la mujer volvieran a estar juntos.
Mousse de frutillas
Ingredientes:
u 250 gramos de frutillas
u 3 claras
u 150 gramos de azúcar
u 400 gramos de crema de leche
Lave las frutillas sin quitarles el cabito (para que no entre agua adentro de la pulpa), escúrralas bien, quíteles el cabito y procese no demasiado para que mantengan un poco la textura original. Bata las 3 claras a punto de nieve firme, incorpore el azúcar mientras bate enérgicamente hasta que obtenga un merengue consistente. Agregue el puré de frutilla y la crema de leche apenas batida con un delicado movimiento envolvente para no bajar el merengue.
Coloque la mousee en copas individuales, una frutilla fileteada y abierta como si fuera un abanico y reserve en la heladera hasta el momento de servir.
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