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domingo,
21 de
agosto de
2005 |
El burrito: parte III
Ortega faltó a la práctica y está en duda hoy ante River
Ariel Ortega no concurrió a la práctica matutina que Newell's realizó ayer en Bella Vista antes de viajar a Buenos Aires y la andanada de rumores comenzó una carrera loca que no terminará hasta el mismísimo momento en que el internacional Horacio Elizondo pite el inicio del choque entre rojinegros y millonarios en cancha de Vélez a las 2 de la tarde.
Es que el rival es River y la historia del capitán leproso con la institución que lo transformó en genio y figura del fútbol argentino no tiene previsto por ahora un capítulo de cierre.
En el entrenamiento se anunció que la ausencia de Ariel se debió a una descompostura, que habría sido ratificada en el hotel donde reside por uno de los médicos de la entidad del Parque.
Pese a eso se sumó a la concentración en Ricardone y viajó con el plantel. Por entonces todo pareció resuelto. Se repuso completamente de la molestia y listo. O no tanto.
Lo cierto es que su presencia es dudosa a pesar de que Juvenal Olmos aseguró ayer por la tarde, a poco de arribar a Capital Federal, que "está bien, está para jugar", aunque es un hecho que "seguiremos charlando" en la concentración con el jugador.
Desde el lado de los prejuicios que Ortega supo generar desde su mismísima llegada a Newell's, bien puede apuntarse que lo que Olmos anuncia como "seguir charlando", encuadra más en un pedido de explicaciones que en un seguimiento del estado sanitario del futbolista.
El único responsable de que la situación no se haya transformado en anécdota y se ubique dentro de una contingencia casi intrascendente como las que suceden cada fin de semana en todos los clubes, es precisamente Ortega.
Es que cada vez que Newell's tiene que jugar con River nace una novela del estilo de las de Corín Tellado: breve y con final abierto; no siempre feliz.
Es hartante que ante cada compromiso de los rojinegros frente a River aparezca algún problema con Ortega. Quizás esta vez tenga razón, pero en cualquier caso es responsable de la duda. Es imposible determinar qué es lo que pasó con Ariel. Como contrapartida, es lógico el cerrojo que establece el cuerpo técnico en pos de mantener sana la intimidad.
En el Apertura 2004 no jugó en el Monumental, en el Clausura pasado estuvo en el Parque y marcó un gol de penal, pero entremedio hubo una semana compuesta por miles de versiones sobre su titularidad frente al River de Leo Astrada.
Si Ortega no fue a entrenar porque realmente no se sentía bien, se transformarán en injustas todas las especulaciones. Pero serán tan ingratas como de su propia autoría.
Si su ausencia al entrenamiento responde a la incomodidad que le genera tener enfrente la camiseta de River por cuestiones deportivas, políticas o sólo de afecto, ya es hora de que Ariel blanqueé la situación de una vez y para siempre. Será mejor para todos. Sobretodo para los hinchas de Newell's, que le tributan todo su cariño, y más, desde el mismo día que llegó.
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Ortega volvió a generar incertidumbre antes de enfrentar a su ex club.
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