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 domingo, 10 de julio de 2005  
Turquía, encuentro de dos mundos

María Lourdes Bertozzi

Tal vez pocos lugares del mundo ofrezcan una densidad de sitios históricos como Turquía: civilizaciones llegadas del este y del oeste colonizaron alternativamente esta tierra, imprimiéndole nuevos modos de vida y pensamiento.

Estambul es la capital cultural y económica de Turquía. Se llamó en otros tiempos Bizancio y Constantinopla, pero también se la conoce como "la perla de Oriente". Es la única ciudad del mundo situada en dos continentes y tal vez una de las más bellas. Atravesada por el Bósforo, la ciudad de los sultanes llenó de sueños a Occidente durante siglos.

Estambul seduce con sus colores, ruidos y olores. Es una ciudad que debe ser escuchada, especialmente a la hora en que resuena la llamada de oración, desde el puente Karakoy. En las calles de Estambul se codean dos formas de vida, la historia que oscila entre Oriente y Occidente.

La costa egea es simplemente fantástica. Bahías e islotes entremezclan balnearios, cúpulas, playas de arena fina y calas. Varias ciudades se destacan: la bella Afrodisia, cuyo nombre evoca a la diosa Afrodita; Efeso, la ciudad que antiguamente fuera rival de Alejandría y Pergamo (Bermana) ciudad faro de la civilización helenística.


La ciudad de Homero
Denominada por su milenaria acrópolis en lo alto de la colina que rodea una muralla de 4 kilómetros de largo emergen los templos de Trajano, de Demeter y el de Atanea. Izmir - conocida como "la perla del Egeo"- fue fundada tres siglos antes de la era cristiana. Además de compartir con Troya el prestigio de ser las culturas más desarrolladas de la meseta de Anatolia, se afirma que el gran poeta Homero vivió aquí.

"Anatolia es una alquimia de atmósferas", decía el escritor turco Yasal Kemal. En una meseta ocre labrada por grietas y macizos volcánicos se inició la historia del pueblo turco en Asia Menor: es Anatolia Central. En esta zona de Ankara, capital administrativa de Turquía, se agrupan las embajadas y grandes instituciones del país. La ciudad es un excelente relato de la Turquía contemporánea. Bajo su apariencia de ciudad nueva, Ankara tiene una larga memoria histórica. Entre los paseos y sitios de la ciudad se destaca la mezquita Arslanhane Camii, construida sobre los cimientos de un edificio romano y las ruinas del templo de Augusto, los baños, la columna de Juliano y el impactante teatro antiguo.


Capadocia
En este paisaje se oculta uno de los tesoros de la cristiandad de Oriente: centenares de iglesias excavadas en la roca y decoradas con sorprendentes frescos bizantinos. Hace 3 millones de años que los dos volcanes, Erciyes y Hasan, entraron en erupción y cubrieron la planicie circundante de lava y cenizas. El viento y el agua acabaron de moldear este paisaje compuesto de agujas, chimeneas de hada y conos. En 1985 la Unesco incluyó a Capadocia en el Patrimonio Mundial de la Humanidad.

El mar Negro es una zona verde y tupida. En la franja costera ceñida por abruptas y bellas laderas se suceden hasta el infinito plantaciones de tabaco, avellanos y té. El litoral del Mar Negro se revela distinto del resto de Turquía: griegos, frigios, romanos, persas, bizantinos, genoveses y otomanos explotaron sucesivamente el potencial económico de la región, especialmente cuando las caravanas llegadas del Extremo Oriente por la ruta de la seda, hacían transitar por sus puertos las mercaderías destinadas a Estambul.

El mayor atractivo del Mar Negro está en los pueblos de pescadores, las fortalezas de casas de madera ocultas en los vergeles y las playas desiertas al pie de impactantes acantilados. Entre las ciudades se destaca Safranbolu, declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad.


Los imperdibles de Estambul:
Morada de los Sultanes: fue la sede del poder durante 4 siglos. Incluye las dependencias del palacio, la iglesia bizantina de Santa Irene, las cocinas con sus colecciones de porcelanas, la sala del diván, el Harén con 300 estancias y la biblioteca de Hamet, un elegante edificio de mármol blanco que alberga manuscritos turcos, árabes y persas.

La fuente de Ahmet: da un testimonio de la asimilación del estilo rococó por la arquitectura turca. A su izquierda se abre el Sogukcesme Sok, una calle típica de Estambul enteramente restaurada que llega hasta la sublime puerta, un gran portal de mármol rococó que señalaba la entrada del palacio del gran visir.

Basílica de Santa Sofía: símbolo del poder imperial bizantino, suscita admiración desde hace 15 siglos. Fue erigida en el año 325 y destruida varias veces por incendios.

La Mezquita Azul: ubicada frente a su rival Santa Sofía, es un conjunto de cúpulas sabiamente orientadas que dan la impresión de elevación. Fue construida entre 1609 y 1616. En sus dependencias están el museo de alfombras y kilims, y el museo de los mosaicos.

El barrio de los bazares: el bar egipcio (especializado en el comercio de las especias) y el barrio de los Han (almacenes ordenados según su actividad, hoy mayoristas).
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La Mezquita Azul es un conjunto de cúpulas sabiamente orientadas que dan la impresión de elevación.

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