Fiesta Nacional e Internacional del Poncho en Catamarca

La presente edición se realizará a partir de pasado mañana y hasta el 27 del corriente. Artesanías y comidas típicas

Igual que hace 33 años, los catamarqueños preparan con entusiasmo su fiesta mayor. Con un importante festival folclórico y la segunda feria artesanal del país como principales atractivos, la Fiesta Nacional e Internacional del Poncho vuelve este año a revitalizar la oferta turística invernal en el noroeste argentino. La presente edición irá desde pasado mañana y hasta el 27 del corriente, coincidiendo al menos una semana con las vacaciones de todo el país.

La del poncho es la fiesta mayor de los catamarqueños y una de las principales en su tipo en la temporada de invierno. Cuenta con una importante trayectoria festivalera y representa un hito referencial de la provincia.

En especial, el Festival Mayor del Poncho es considerado un verdadero trampolín a la fama, puesto que por su escenario pasaron prácticamente todos los folcloristas que luego triunfaron en el orden nacional y goza de amplio reconocimiento entre los artistas y cuerpos de baile de todo el país.

Desde hace cuatro años la fiesta se erige en el confortable predio del ex Regimiento de Infantería, sustituto natural de la vieja Manzana del Turismo, que lo vio nacer en 1958.

El evento está organizado por la Secretaría de Turismo y Cultura de la provincia, tiene apoyo del Consejo Federal de Inversiones (CFI) y de la Secretaría de Turismo y Deporte de la Nación e involucra la participación de todo el sector productivo y empresarial de la región, por lo que se constituye en una cita obligada para quien visita Catamarca en las vacaciones de invierno.

Como un plus, esta edición será la primera con rango internacional ya que la visitarán delegaciones de varios países americanos, entre otros, Perú, Bolivia, Brasil, Uruguay, Paraguay y Chile.

El crecimiento de la fiesta se sustenta, desde los últimas temporadas, en la calidad y la jerarquía de su feria artesanal, que acoge a los mejores exponentes nacionales en los rubros textiles, cestería, orfebrería, dulces y confituras y otros productos artesanales manufacturados en origen que conservan la identidad de una cultura milenaria perfectamente preservada en los valles y quebradas del suelo catamarqueño. Además de los afamados ponchos, ruanas y tejidos artesanales, también son muy apreciadas las alfombras catamarqueñas, producidas a pedido y que actualmente se exportan con excelentes rendimientos.


Poncho y eventos
Según anunció la directora de artesanías Mirta Presas, prepararon una ronda de negocios para que los artesanos puedan concretar ventas y empiecen a planificar su producción estableciendo vínculos con los compradores. La venta de productos artesanales de altísima calidad se complementa con talleres y capacitaciones en cocina regional, cestería, quichua, fabricación de instrumentos musicales, copla, canto y danzas.

Además de la ronda de negocios artesanal, la fiesta cobija anualmente una exposición del potencial productivo de Catamarca, con participación mayoritaria de las empresas agropecuarias e industriales. Sin dudas, las "vedettes" del sector son las nuevas agroindustrias desarrolladas en el polo olivarero que asoman tras los emprendimientos mineros.

Como un atractivo adicional durante la fiesta se correrá la fecha del rally nacional que anualmente despliega un impresionante trajín de máquinas, equipamiento y pilotos por los faldeos del sorprendente suelo catamarqueño.


Relax y termas
Haciendo base en San Fernando del Valle, la visita a Catamarca puede complementarse con recorridos por las tranquilas villas turísticas del cordón del Ambato y el Ancasti, que cuentan con establecimientos de turismo rural aptos para aprovechar las bondades del clima de montaña y la práctica de deportes como el mountain bike, montañismo, cabalgatas, caminatas o simplemente relax.

Aconquija (Las Estancias), Singuil, Los Varela, Balcozna, La Merced, La Viña, El Rodeo y Las Juntas se constituyen en centros de servicios para el turista que prefiere la naturaleza a la hora de tomar un respiro a mitad de año.

En cuanto a la hotelería es de muy buena calidad y ahora se ve ampliada con la llegada de Catamarca Park Hotel, de la cadena Amerian. En cuanto a la gastronomía, los servicios son de excelente nivel y especialmente cuidados en esta época del año teniendo en cuenta que la cocina andina se caracteriza por preparaciones calientes, apta para degustar en esta estación.

Otra opción es el recorrido hasta Fiambalá, a 350 kilómetros de la ciudad capital por la imperdible "ruta del adobe", en la antesala de la segunda zona más alta del planeta. Como se sabe, en el límite con Chile, Catamarca ostenta varios colosos de más de 6.000 metros como el monte Pissis, el Ojos del Salado, el cerro Incahuasi y el San Francisco, entre otros. Esta ruta fue el antiguo paso por el que ingresó Diego de Almagro al territorio argentino en 1565 y a su vera se conservan vestigios de construcciones que testimonian un pasado de esplendor.

De paso, en Fiambalá el viajero no puede dejar de tomar un reparador baño en el remozado complejo termal, que hasta Luciano Pavarotti conoció. En la zona la vitivinicultura está retomando fuerte impulso con los últimos premios internacionales obtenidos por sus vinos finos producidos tras la reconversión varietal de sus producciones tradicionales.

Igualmente, el territorio entero de la provincia entera constituye un reservorio arqueológico e histórico, por lo que abundan los museos y los sitios para visitar, tanto en la capital como en el interior. La actividad cultural es abundante y vale la pena "darse una vuelta" por poblaciones como Londres (a 275 kilómetros) en Belén, denominada la "cuna del poncho".

La provincia norteña es escenario de importantes actividades folclóricas.