|
domingo,
10 de
julio de
2005 |
Presentan libro con la primera doctrina sobre rendición de cuentas oficiales
Cuenta de inversión: el presupuesto al desnudo
Práctica normal en otros países, el examen de la ejecución del gasto público no es habitual en Argentina
"En los últimos años se logró crear en el país una cultura del presupuesto, que antes no existía, pero todavía queda mucho por hacer para controlar su ejecución". Oscar Lamberto, quien durante gran parte de la década del 90 presidió la comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados, está ahora al final del camino del ciclo presupuestario, como presidente de la comisión parlamentaria mixta Revisora de Cuentas.
Dicha comisión es la encargada de preparar los despachos para que el Parlamento apruebe o rechace la rendición de cuentas presentada por el Poder Ejecutivo, con la ejecución efectiva del presupuesto nacional. Una práctica que no acredita demasiada rigurosidad y continuidad a lo largo de la historia argentina, a pesar de que su normativa se remonta a la Confederación Argentina y de que la comisión revisora es la más antigua del Congreso. En ese ámbito, todavía están sin tratar las cuentas de los años 94, 95 y 96.
Entre el ingreso del proyecto de presupuesto al Congreso y su ejecución median no sólo las modificaciones propias del debate parlamentario sino los cambios efectuados por el Ejecutivo a través de las facultades delegadas y los decretos de necesidad y urgencia. La consecuencia de este tránsito es que, explica Lamberto, "la voluntad de los legisladores expresada en el presupuesto es muy distinta a la ejecución real".
La real ejecución del presupuesto se expresa en la llamada "cuenta de inversión", la rendición de cuentas que la Contaduría General de la Nación envía al Parlamento, con la finalización de cada ejercicio, para que sea analizada por la comisión revisora, y su "brazo técnico", la Auditoría General de la Nación.
Tras el despacho de esta comisión integrada por diputados y senadores, el Congreso discute los números y, un eventual rechazo trae como consecuencia el juicio político al funcionario responsable. Algo que "termina perdiendo sentido si la revisión se hace sobre cuentas de varios años atrás, cuando esos funcionarios ya no están más", explico Lamberto.
Contar desde cero
La falta de gimnasia de estos mecanismos durante décadas derivó en que "además de haber muchas cuentas atrasadas, existan muy pocos trabajos escritos sobre la cuenta de inversión, sus características y las diferentes corrientes de opinión sobre el tema". Frente a este déficit, la comisión convocó el año pasado a una jornada, apoyada por la Agencia Española de Cooperación Internacional, con especialistas nacionales y extranjeros.
El resultado de estos debates fue publicado en un voluminoso libro que resume "la primera doctrina de la cuenta de inversión en Argentina" y que fue presentado por Lamberto la semana pasada durante un encuentro con el embajador español en Argentina. Para el legislador, se trata de un compendio que "será muy utilizado en las cátedras universitarias, porque tiene un alto valor técnico sobre un tema del que acá se conoce muy poco".
La obra recoge la historia argentina de la "rendición de cuentas", la comparación con otros países como Chile y España, y el análisis legislativo de las distintas provincias argentinas. Y reproduce ponencias, entre otros, del propio Lamberto, el auditor general de la Nación, Leandro Despouy, el constitucionalista Alberto García Lema, Raúl Baglini, Mario Rjtman Farah, el español Ignacio Goicoechea Goicoechea y el chileno Hernán Llanos Martínez.
"La cuenta de inversión es el presupuesto final, allí se ve cómo se gastó, es la información de cómo se destinan los fondos públicos", explicó el legislador.
El tema tiene aristas políticas, relacionadas con la voluntad o no de rendición, y doctrinaria, en el sentido de que existen diferentes tradiciones sobre el tratamiento de la cuenta de inversión. Por ejemplo, "siempre se planteó que la aprobación de la cuenta debía ser por una ley pero como puede ser vetada por Ejecutivo, se podría dar el caso de que termine vetando su propia rendición", abundó Lamberto y señaló que "algunos de los panelistas citados en el libro indican que la aprobación debía ser por una resolución de ambas cámaras".
La normativa de rendición es diferente en la Nación y en las provincias y en las provincias entre sí. En Santa Fe, por ejemplo, si la Legislatura no trata la cuenta enviada por el Ejecutivo en determinado tiempo, se da por aprobada. En la Constitución nacional, en cambio, esa posibilidad no existe. Otra discusión es sobre el derecho de los auditores de abstenerse de opinar sobre la rendición. "En la actividad privada es bastante común que un auditor se abstenga pero muchos consideran que esa posibilidad no puede existir en el Estado, donde siempre tiene que haber una opinión", dijo.
A pesar de que en otros países "este tema está asumido y superado", en Argentina "históricamente nadie se ha preocupado mucho por la rendición de cuentas, hubo décadas enteras durante las cuales el Ejecutivo ni las mandaba, otras veces se aprobaban años enteros en un solo acto".
El legislador santafesino recordó que cuando llegó a la comisión "todavía estaban sin tratar las cuentas de los años 94, 95 y 96". Relató además que el Parlamento rechazó en su momento todas las cuentas de la dictadura militar, lo cual "tiene un valor puramente simbólico". Tanto como rechazar una rendición de cuentas de años atrás.
enviar nota por e-mail
|
|
Fotos
|
|
Oscar Lamberto, presidente de la comisión parlamentaria mixta revisora de cuentas.
|
|
|