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 domingo, 10 de julio de 2005  
El rompehielos más grande de Latinoamérica está en Rosario desde el viernes
Más de 2.000 personas abordaron el Irízar en sólo cuatro horas
Convertido en centro cultural por unos días, el buque reabastece las bases antárticas desde 1978

Eugenia Langone / La Capital

La figura del rompehielos Almirante Irízar se levantaba imponente frente al Monumento Nacional a la Bandera. Y durante el feriado de ayer se convirtió en una curiosidad para los adultos y toda una aventura para los más chicos que se acercaron a conocerlo. Sólo en cuatro horas, más de 2.400 personas abordaron del rompehielos más grande de América latina, que hasta el martes próximo será una especie de centro cultural sobre el Paraná.

El Irízar llegó anteayer a la ciudad en el marco de una nueva edición del programa "Argentina de punta a punta", que organiza y produce la Secretaría de Cultura de la Nación con el objetivo de "lograr la integración cultural de todo el país".

Así, tanto los rosarinos como los turistas que llegaron a la ciudad no sólo a conocer el buque de casi 120 metros de eslora (largo) y 25 de manga (ancho), sino que además encontraron exposiciones de dibujos y fotografías, proyección de cortos de video, conciertos, lecturas de cuentos y espectáculos infantiles. A lo que se sumó una muestra de los últimos cien años de humor gráfico argentino y conciertos al aire libre de La Porteña Jazz Band, Antonio Birabent y el dúo Orozco-Barrientos.

Lo cierto es que el Irízar no es un buque cualquiera. No sólo se trata del rompehielos más grande de Latinoamérica, sino que además fue construido especialmente para la Armada Argentina en un astillero finlandés y entró en funciones en 1978.

Su misión es la de reabastecer las bases antárticas que la Argentina tiene desde 1904. "Estamos a cargo del reaprovisionamiento. Hacemos el relevo de la dotación, llevamos víveres, combustible y repuestos", explicó a La Capital Guillermo Palet, comandante de la nave, quien aseguró que en esas misiones el buque llega a contar con unas 400 personas en su tripulación.

El diseño está condicionado a su función de rompehielos. Eso implica, según detalló Palet, que "tiene refuerzos internos especiales en el casco, este mismo es de mayor espesor y su formato es especial para poder trabajar con el hielo. Y además todos sus mecanismos y sistemas están adaptados para poder trabajar en la Antártida".

Operar en esa zona del planeta en verano, que es la época en que el Irízar hace su labor, implica estar expuesto a temperaturas que van desde los 40 grados bajo cero a los 15 grados bajo cero habitualmente. Claro, en un paisaje maravillosos, según dicen quienes hacia allá van cada verano.

"Yo conoció la Antártida en 1981 y fui más de diez veces. Sin embargo, cada vez que llego me emociona ese paisaje tan bello como abrumador".


Una historia de rescates
El rompehielos no lleva porque sí el nombre del Almirante Julián Irízar. Según recordó Palet, "en 1903 Irízar era capitán de la Corbeta Uruguay cuando tuvo que concurrir a la Antártida en auxilio de una expedición extraviada". Se trataba de un investigador sueco que había ido a pasar un año entre los hielos, pero el buque que debía ir a buscarlo naufragó. Entonces, el gobierno de Suecia pidió ayuda a la Argentina y Irízar al mando de la corbeta fue quien rescató a los expedicionarios.

"Desde ese momento, cuando la Antártida era un lugar remoto y las comunicaciones eran casi inexistentes, la Argentina siempre ha colaborado ante pedidos de ayuda", afirmó el comandante, quien recordó que "la ley del mar dice que nadie niega ayuda en el mar a otro marino".

Y claro que el Irízar no fue la excepción y en más de una oportunidad se adentró en los hielos antárticos para realizar un rescate. Un trabajo que implica romper con hielos que van desde 1,5 metros hasta los seis metros de espesor, y que implica en algunos casos subir el buque sobre la capa de helada para romperlo con su propio peso.

Uno de los casos recientes fue el del buque de pasajeros Clipper Adverture, que en el 2000 quedó varado en un estrecho antártico en medio de los hielos. Otro fue el de la nave alemana Magdalena Oldendorff, que con científicos y personal a bordo no podía salir de la zona de hielos y que en un "complicado" operativo fue rescatado por la nave argentina.
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Hasta el martes habrá actividad artística en la nave.

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