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 sábado, 09 de julio de 2005  
Confirman hallazgo de los restos de la fundadora de las Madres
Un equipo forense comprobó que los huesos hallados son de Azucena Villaflor y de dos de sus compañeras de lucha

Los restos de la fundadora de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor de Devicenti, quien en 1977 fue secuestrada por la Armada y en un vuelo de la muerte arrojada al mar, que devolvió el cuerpo a la costa, fueron identificados por los especialistas del Equipo Argentino de Antropología Forense (Eaaf).

Carlos Somigliana, del Eaaf, confirmó ayer la identificación de Villaflor y la de sus compañeras Esther Ballestrino de Careaga y María Eugenia Ponce de Bianco, también secuestradas por el Grupo de Tareas de la Marina, que integraba el entonces teniente de navío Alfredo Astiz, quien se había infiltrado entre las madres con el nombre falso de "Gustavo Niño".

Los cuerpos de las tres mujeres, más otros cuatro, aparecieron devueltos por el mar, entre el 20 y 29 de diciembre de 1977, a las playas de Santa Teresita y fueron inhumados en el sector NN del cementerio de General Lavalle, donde el Eaaf los encontró en diciembre pasado, dijo Somigliana en conferencia de prensa.

En 1977 las tres mujeres tenían hijos desaparecidos -Néstor Devicenti, Ana Careaga (luego liberada), Alicia Bianco- y junto a otras madres peregrinaban en busca de información, sin conseguir que nadie les dijera qué había pasado con sus seres queridos.

Cansada del silencio de la dictadura militar, Azucena alentó el jueves 30 de abril a las madres a manifestar en la Plaza de Mayo, donde la policía les impidió permanecer quietas y ellas comenzaron con su ronda en silencio, la cabeza cubierta por pañuelos blancos como símbolo de pañales.

Ese grupo solía reunirse en la Iglesia de Santa Cruz, de los padres pasionistas, hasta que el 8 de diciembre de 1977 hubo un encuentro al que concurrió Astiz, quien se hacía pasar por hermano de un desaparecido. A la salida el marino "marcó" dándoles besos de despedida a diez personas, por lo que luego entre las madres se ganaría el mote de "Judas".

Además de Ballestrino de Careaga y a María Eugenia Ponce, el represor besó a las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet, Angela Aguad, José Julio Fondevilla, Eduardo Gabriel Horane, Patricia Cristina Oviedo, Raquel Bulit y Remo Carlos Berardo.

De inmediato, los represores de la Esma, que miraban la escena desde la vereda de enfrente, se abalanzaron sobre sus víctimas arrastrándolas a sus vehículos y llevándolas por la fuerza al campo de concentración.

Alertada de lo ocurrido, Azucena permanecía esos días en su casa del barrio de Dock Sud. En la mañana del 10 de abril se dirigió al kiosco de la esquina a comprar el diario La Nación, que publicó una solicitada por los desaparecidos, y mientras regresaba fue secuestrada por los uniformados del Grupo de Tareas, que también la trasladaron a la Esma. Allí fue encerrada en el sector conocido como "Capuchita".

Los marinos mantuvieron pocos días a las tres madres y optaron por deshacerse de ellas arrojándolas al mar en los tétricos "vuelos de la muerte", previa inyección de un sedante.
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Careaga, Ponce de Bianco y Villaflor fueron arrojadas vivas al mar.


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