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domingo,
29 de
mayo de
2005 |
Referéndum. El país vota sobre la Constitución europea. El "no" llega con clara ventaja
En las urnas de Francia se juega hoy
el futuro de la Unión Europea
El temor a la competencia laboral extranjera y al desmantelamiento del Estado social motorizan el rechazo
París. - Francia decide hoy en las urnas si la Unión Europea, ampliada a 25 miembros hace un año, es un proyecto viable y en proceso de consolidación o si está condenado a una profunda revisión. Es esto lo que se define, en definitiva, en el referéndum de hoy sobre la Constitución europea, que ya ha sido aprobada en otros nueve países, el último de ellos Alemania, que lo hizo el viernes pero por vía parlamentaria. El texto diseña nuevos mecanismos de funcionamiento para los 25, un número que en el futuro podría crecer aún más. Hoy resultan poco funcionales los reglamentos heredados de la Europa de los 15, como la unanimidad en las decisiones y la presidencia rotativa semestral entre los países miembro, y resulta imperativo crear la figura de un verdadero ministro de Exteriores continental. Pero la desconfianza creciente que ha despertado en Francia y en otros países -como Holanda, que vota el miércoles, también con pronóstico a favor de la negativa- una Unión que crece de manera desmesurada en socios y pierde su esencia original puede verse reflejada hoy en las urnas francesas.
Con el "no" en amplia ventaja -8% a 10% según los sondeos- Francia enfrenta una jornada que, de confirmarse esos pronósticos, marcará un punto de quiebre en la historia del proceso de integración europeo, y derivará en una fuerte crisis política a nivel local. De hecho, todos en Francia dan por terminada la gestión del primer ministro Jean Pierre Raffarin, sea cual sea el resultado.
Francia, una de las naciones fundadoras de la Europa de los Seis en 1952, es vista como campeona del europeísmo, pero sin embargo ya tiene en el pasado varios antecedentes que explican en parte el posible triunfo del "no" en el referendo de hoy. En 1992, el país aprobó el Tratado de Maastricht, que dio paso a la nueva moneda común europea, el euro, por apenas 51%. Más lejos en el tiempo, en 1954 hizo fracasar el proyecto de la Comunidad Europea de Defensa.
Miedo a la competencia laboral
Mientras el presidente Jacques Chirac, flanqueado por figuras ilustres, francesas y extrajeras, luchó denodadamente para salvar el referéndum hasta último minuto, las encuestas daban de manera creciente el triunfo al frente del "no". Los líderes de este variado sector, que va desde el ultraderechista Frente Nacional a facciones disidentes de los partidos mayores y a la ultraizquierda comunista y troskista, equiparan la Constitución a la "invasión" de Francia por trabajadores baratos provenientes de Polonia y otros países del Este y a la puesta en vigor en su país del despreciado "ultraliberalismo anglosajón". También agitan el fantasma de un futuro ingreso en la UE de Turquía. De manera que lo que se dirime hoy es un plebiscito entre el "capitalismo salvaje y anglosajón" y las seguridades que brinda el paternal Estado social galo, el que muestra signos evidentes de deterioro. Y esto pese a que el gobierno y los partidarios del "sí", apoyados por la mayoría de los medios de comunicación, se han cansado de desmentir que éste sea el fondo de la cuestión.
En los cafés, tradicional lugar de debate en Francia, se discute más la cuestión de si tras un "no" habrá nuevas negociaciones sobre la Constitución y si entonces el resultado será mejor.
Pero para la Constitución no habrá durante mucho tiempo una segunda oportunidad, advierte el líder socialista François Hollande, que con su campaña por el "sí" pone en juego su futuro político. La mayoría de los franceses, sin embargo, no le cree a Chirac y a Hollande, y espera nuevas negociaciones y otro texto.
Hace un año, el "sí" de los franceses parecía una simple formalidad. En aquel entonces, el 60% estaba a favor de la Constitución. Pero desde que Chirac decidió convocar al referéndum los opositores han ganado terreno (ver infografía).
En esta perspectiva, un 55% de los trabajadores franceses ve a la UE como una amenaza a los empleos y las pensiones. La Comisión Europea, con el conservador José Manuel Durao Barroso al frente, está considerada como un baluarte del "ultraliberalismo". Quien quiera defender al Estado social frente al capitalismo debe evitar esta Constitución liberal, dicen al unísono la izquierda y los nacionalistas de derecha. Así ponen a la defensiva a Chirac y a Hollande, que argumentan que la Constitución da fuerza a Europa para defender su sistema social. Y sesenta años después del final de la guerra, tampoco prende el argumento de que la Constitución asegura la paz, factor decisivo para impulsar la primera agregación a seis de 1952, que incluyó a Alemania.
Pero a los defensores del tratado constitucional les queda una esperanza: los indecisos. Pese a un trabajo de explicación sin precedentes por parte de los medios, que han dedicado páginas especiales y muchas entrevistas sobre el tema, hasta el viernes uno de cada cinco franceses seguía sin haber decidido qué votará hoy.
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"Oui" y "non", las alternativas en Francia.
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