Más conmoción. Impresionante accidente en Oroño y Gálvez de dos muchachos que volvían a Villa Constitución

Un muerto y un herido grave en otro choque a alta velocidad de madrugada

La víctima fatal es un hombre de 30 años. Su amigo, de 18, está grave. El auto iba solo y pegó con una columna

Leo Graciarena / La Capital

Cuando perdura la conmoción por la tragedia del BMW negro en el Parque Norte el domingo pasado -en la que dos jóvenes fallecieron-, un nuevo accidente de tránsito causó la muerte de un hombre de 30 años y obligó a la internación de un muchacho de 18 años en estado "gravísimo". Fue ayer a las 3 en la esquina de Oroño y Galvez. Allí un Citroen ZX modelo 98 se estrelló contra una columna tras "llantear" el cordón del cantero central del bulevar. El auto, según dos testigos que esperaban un colectivo, iba "a alta velocidad y circulaba sólo".

"Sentí el chasquido de los neumáticos, después una explosión y por último un silencio tenebroso". Una vecina de Oroño al 2600 logró poner en palabras lo que fue para los vecinos el golpe final del auto azul que se abrazó a una columna en la esquina con Gálvez y terminó con la vida de su conductor. El parte oficial precisó que Esteban Andrés Oglietti, de 30 años, conducía un Citroen ZX patente BZH404. A su lado iba Ariel Ramiro Molina, de 18. Ambos regresaban a Villa Constitución, donde residían. Luego de descontrolarse tras superar 27 de Febrero el vehículo se incrustó contra una columna instalada para colocar un semáforo pedido desde hace meses por los vecinos del barrio.

El golpe fue determinante y el Citroen quedó doblado en U envolviendo la columna de la verdulería "La gran esquina". La columna se incrustó hasta el asiento del acompañante. Oglietti murió en el lugar y Molina fue trasladado al Clemente Alvarez donde al cierre de esta edición luchaba por su vida. "El diagnóstico es gravísimo. Está en coma profundo y lo que marca la gravedad de su cuadro es una fractura de cráneo importante", explicó anoche el doctor Guillermo García, a cargo de la terapia intensiva del Heca.


Un bombazo en la calle
"No me podía dormir y estaba mirando una película cuando a las 3 escuché el chirrido de los neumáticos y una explosión. Salté de la cama y bajé para ver qué había pasado. Cuando vi el auto me quería morir", explicó Marisa Carrizo, vecina de Oroño al 2600, que fue a prestar auxilio con su hermana Romina y sus padres. "Cuando sentí el golpe pensé que eran dos autos", comentó la mujer.

"Tenemos una frenada de 40 pasos" explicó una fuente policial de la seccional 5ª. Por la tarde esa marca era invisible. "Declararon dos pibas que esperaban el colectivo por 27 de Febrero y aseguran que el auto venía a gran velocidad. Las mujeres no vieron otro auto", explicó el informante.

La esquina del accidente es el punto final de una verdadera pista ilegal de carreras. El Citroen circulaba por Oroño y, según se deduce, habían dejado el semáforo de Pellegrini. Transitaron "a gran velocidad" por Oroño y pasaron 27 de Febrero, cuyo semáforo estaba intermitente. Allí el bulevar tiene un desnivel importante al conectar el bulevar con la avenida lo que provaca en un pequeño salto. Una vez que se cruzó, la calzada por Oroño se angosta y hay un cartel de señalización que indica "a 200 metros desvío".

La columna está colocada desde noviembre del año pasado. "Era para el Congreso de la Lengua. El semáforo, que será de dos tiempos, aún no lo colocaron. Por eso van a toda velocidad", explicó uno de los muchachos que atiende una verdulería, quien reconocía que los vidrios superaron unas puertas de chapa de casi dos metros y salpicaron la mercadería.

Muchos vecinos salieron disparados para ayudar. Al llegar encontraron que el auto había pegado del lado del conductor. "La cabeza del pibe que falleció estaba recostada sobre el cuerpo del herido. Los dos tenían puesto el cinturón de seguridad, sino habrían salido volando”, explicó una vecina que los asistió en el lugar. A partir de allí los vecinos se transformaron en socorristas. “Salimos con mi papá y algunos vecinos y con una barra y un cortafierros logramos hacer estallar los vidrios para sacarlos. Hay que sacarse el sombrero es por los agentes de Tránsito, que llegaron al toque. En el 101 no contestaba nadie. El Comando llegó a los 25 minutos, los Bomberos a la media hora y la ambulancia del Sies a los 35 minutos”, rezongó la vecina Romina Carrizo.

  Oglietti murió casi en el acto. A Romero lo sacaron tras violentar el baúl del cinco puertas. “Hay cosas que me parece que hay que plantearse. El médico forense no puede desnudar al pibe muerto sobre la vereda. La bolsa en la que pusieron sus cosas se las dio mi papá. A ocho cuadras del Heca, la ambulancia del Sies no puede demorar tanto. Una médica de Ecco corrió cuatro cuadras para ver si podía ayudar. Y la gente no puede quedarse en la cama pensando que esto no les puede pasar. Un accidente como este nos puede tocar a todos. Yo tengo hermanos”, monologó con la impotencia en la voz una vecina que ayudó pero que siente que no alcanzó.

  “Suponemos que vinieron de joda. Pero sinceramente no sabemos mucho”. Sobre calle Rueda, los amigos de Ariel Molina esperaban que de la sala de terapia intensiva del Heca les dieran esperanzas. Ariel, según contaron, es el hijo del medio de una familia con cinco integrantes. Estudia el polimodal en la “técnica 669” y hace dos semanas que cumplió los 18. Esteban Oglietti, que falleció, era uno de los hijos del delegado regional en Villa Constitución de la Asociación de Medicina Interna de Rosario.

El Citroen ZX chocó con la columna de un semáforo.