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sábado,
28 de
mayo de
2005 |
El referendo sobre la Constitución europea llega con el "sí" en desventaja
Toda Europa sufriría el "no" de Francia
Una negativa dejaría a París, pero sobre todo a la UE, en una posición de debilidad en la escena internacional
París/Bruselas. - Al concluir la agitada campaña para el referéndum de mañana en Francia sobre el tratado constitucional europeo, la consolidación de la intención del voto por el "no" (55% contra 45% del "sí") amenaza con sumergir no sólo a Francia sino a la Unión Europea en una crisis política mayor.
Los sondeos de intención de voto dan, por duodécima vez consecutiva, a favor del "no", esta vez con 54-55% de apoyos. Aunque quedan los indecisos, que suman un 20%, el balance de la campaña deja en claro que los temas que predominaron estuvieron marcados por un posible voto castigo a la gestión del presidente Jacques Chirac y el temor a que la nueva Constitución traiga una liberalización que termine con el "Estado social" francés.
El analista Nicolás Baverez dice que tres temas predominaron durante la campaña finalizada ayer: el ingreso de Turquía a la Unión Europea, una directiva del ex comisario europeo Frits Bolkestein criticada por el tinte "ultraliberal" que imprimía al mercado laboral, carácter que se contagió a la percepción del tratado constitucional (la directiva fue archivada por expreso pedido de Francia) y finalmente el voto sanción al gobierno de Chirac.
En una solemne alocución televisiva el jueves por la noche, el presidente pidió a los franceses que no confundan el voto de mañana sobre el tratado europeo con un voto castigo a su gestión. En un país con alto desempleo crónico y masiva inmigración, la presunta liberalización que traería la nueva Constitución asusta a los franceses, cada vez más apegados a su Estado social y a las rígidas normas de su mercado laboral.
Dividida, Francia terminó ayer su campaña. Mientras que por un lado la oficialista Unión para un Movimiento Popular, de Nicolás Sarkozy, hizo campaña en favor del texto, otra formación de derecha con tintes nacionalistas, el Movimiento por Francia de Philippe de Villiers, aprovechó la ocasión para oponerse al tratado constitucional. En cuanto al Partido Socialista, la escisión fue drástica. El secretario nacional del PS, François Hollande, sometió el tratado a una consulta interna, y a pesar de haber sido aprobado, su segundo, el ex primer ministro Laurent Fabius, marcó la disidencia partidaria al hacer campaña por el "no". Según sondeos, casi un 60% de los socialistas rechazaría mañana el texto europeo.
Tanto la extrema derecha del Frente Nacional de Jean Marie Le Pen como la extrema izquierda reagrupada tras el Partido Comunista se oponen a la Constitución formalizada por el Tratado de Roma.
Pero más allá de la política francesa, son los efectos en la UE los que más preocupan. Si, como muchos temen, los ciudadanos franceses rechazan la Constitución Europea, los 25 se sumergirán en una confusión sin precedentes. Funcionarios de la UE advierten de que la Unión podría entrar entonces en un período de incertidumbre. Preocupa la posibilidad de que la UE mire entonces sólo hacia sí misma, lo que podría tener repercusiones inmediatas en las relaciones del bloque con países de Medio Oriente, especialmente Israel y el conflicto palestino, así como Irán. El malestar social generalizado en Francia, base del "no", amenaza así con sumergir a la Unión Europea en una de las mayores crisis políticas de su historia.
Para el analista Dominique Moisi, un rechazo al tratado sería una gran pérdida de credibilidad para Europa frente a Estados Unidos, Rusia y China. "Chirac quedará desacreditado y debilitado en las relaciones internacionales. El rechazo al texto será un freno a la construcción europea en un momento en que la historia del mundo se acelera", explicó.
El rechazo Francia no sería el de cualquier miembro, sino el de uno de los miembros fundadores de la UE. También preocupa la posibilidad de que un "no" francés dañe la credibilidad del euro.
Para entrar en vigor, los 25 miembros de la UE tienen que ratificar el texto. Hasta ahora lo han hecho 10 países, el último fue precisamente Alemania, cuyo Parlamento aprobó ayer la Constitución europea (ver aparte).
Funcionarios de la UE advierten de que no hay un "plan B" si Francia rechaza el tratado constitucional. Si no entra en vigor, habría que negociar de nuevo y aprobar una nueva Constitución, algo que muchos consideran imposible.
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