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sábado,
28 de
mayo de
2005 |
La resolución de problemas es el desafío que impulsa a miles de chicos cada año a sumarse a las olimpíadas
Escuela y universidad se dan la mano
para mejorar la enseñanza de la matemática
El Politécnico y la Facultad de Ingeniería de la UNR convocan a los profesores de la disciplina a elaborar qué y cuánto deben saber los alumnos del tercer ciclo de la EGB y el polimodal
Marcela Isaías / La Capital
Alumnos que llegan al polimodal sin saber dividir, chicos que en el último tramo de la EGB no pueden demostrar conceptos matemáticos y estudiantes que reprueban la disciplina a la hora de ingresar a la universidad. El panorama es conocido y se empeña en mostrar que el aprendizaje matemático atraviesa serias dificultades. Por eso, escuela y universidad se dieron la mano para reunirse a pensar cómo mejorar esta enseñanza. El debate será durante las Primeras Jornadas de Educación Matemática que organizan el Instituto Politécnico y la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), para septiembre próximo.
Un claro fin mueve a estas jornadas: evaluar el desarrollo de la matemática en el tercer ciclo de la EGB y el polimodal en el marco de la reforma educativa vigente, además de pensar alternativas que atiendan al mejoramiento de la enseñanza de la disciplina. Pero también se busca dar participación a la educación superior en la lista de demandas y soluciones.
Las profesoras del Politécnico Liliana Cattáneo y María Inés González aseguran que en las jornadas será clave pasar de la etapa de diagnóstico a la de las propuestas concretas. "Ya sabemos que la enseñanza de la matemática está mal, ahora tenemos que pensar de una vez por todas qué hacemos", piensan en voz alta mientras explican cómo darán participación a los docentes de Rosario y alrededores.
Qué deben saber de esta disciplina los alumnos en el tercer ciclo de la EGB y el polimodal será el debate que instalarán especialistas invitados a las jornadas (ver aparte). Pero, los talleres integrados por los docentes asistentes dirán cómo hacerlo. El compromiso por cambiar el panorama desalentador que rodea a esta enseñanza culminará con la elaboración de un documento que se difundirá públicamente.
"Es la primera vez que la escuela media y la universidad nos sentaremos a pensar sobre cómo debiera ser esta enseñanza", dicen las profesoras Cattáneo y González, sobre todo pensando en los cambios que se avecinan en materia de normativas y leyes en la provincia de Santa Fe. También entienden que haber pensado de manera conjunta con la universidad esta actividad permitirá transparentar cómo llegan los chicos al nivel superior, y qué responsabilidad le toca, en este sentido, a la facultad que los recibe.
Profesores y alumnos
Con las apreciaciones de la vicedirectora del Politécnico Liliana Cattáneo y la profesora María Inés González, sobre cómo abordar los cambios, coinciden Noemí Buschazzio y Noemí Lagreca, otras dos reconocidas educadoras e investigadoras en el área. Todas tienen una vasta trayectoria en publicaciones y difusión de la disciplina.
Las cuatro consideran que en las causas de por qué se dan estos déficit inciden varios aspectos, algunos propios de la materia y otros comunes a los problemas que se viven en el sistema educativo: formación docente, cambios en los planes de estudio, indefinición sobre el tercer ciclo de la EGB, cambios de hábitos en los jóvenes y crisis general de la escuela como institución, por citar algunos.
La charla con las profesoras se extiende sobre la formación de docente. Y enseguida corren en las explicaciones el "déficit para introducir innovaciones", la falta de tiempo para preparar adecuadamente las clases en especial porque muchos profesores deben trasladarse de una escuela a otra para subsistir y claro está también la mala formación disciplinar.
Señalan que en los profesorados han ganado terreno las horas dedicadas a la didáctica más que a los contenidos propios de la matemática. A lo que se suma que los alumnos que ingresan a las carreras de formación docente, "ya arrastran deficiencias en su formación".
Y en estas faltas entran los contenidos propios de la materia y la cantidad de horas asignadas en los planes de estudio. Citan como ejemplo, los alumnos que llegan al final del tercer ciclo de la EGB sin poder conceptualizar una definición matemática o geométrica.
Además de los cambios en los planes, concretamente en las modalidades en que se divide el polimodal, las educadoras del Politécnico mencionan como preocupante la falta de definición con la que se mueve el tercer ciclo de la EGB en la provincia de Santa Fe.
"Mientras en algunas escuelas el 7º año de la EGB está cargo de maestros de grado que trabajan con una visión de escuela primaria, en otras las materias las dictan profesores", señalan. Para las docentes no se trata de ser "nostálgicos de un tiempo pasado considerado mejor", sino de analizar por qué ha descendido tanto el nivel de la matemática. Un problema que después de todo consideran no es patrimonio de esta disciplina y se extiende por todo el sistema educativo.
Mientras aseguran que los "docentes provinciales hacen un gran esfuerzo por capacitarse" se preguntan "por qué esa capacitación nunca llega al aula". Entonces ensayan varias respuestas que van desde el voluntarismo docente y la falta de un compromiso institucional, hasta no contar con el tiempo necesario para diseñar con lo aprendido nuevas propuestas didácticas que lleguen a los alumnos.
Por otra parte, Cattáneo y González hacen referencia a una investigación que encaran en la actualidad sobre la incidencia de las distintas modalidades del polimodal en el éxito de los estudiantes en el nivel superior. "Pensamos que la universidad debe ser consciente del panorama con que cuenta, ofrecer alternativas y organizar sus tareas de tal manera que aquel alumno que no ha recibido formación específica (o mayor carga horaria de matemática) la tenga en la universidad", dicen las profesoras.
Cultura "tarzánica"
Una de las cuestiones que suelen reclamar los padres es que los chicos no entienden las consignas que se les proponen para resolver en las clases de matemática. Las respuestas a este planteo señalan como clave a la enseñanza de la lengua y en especial en la claridad que se tenga cuando se elaboran propuestas de trabajo en la materia.
María Inés González es categórica sobre este punto: "Luego de redactar un problema, debe ser leído por varias personas para ver si se entiende y antes de llevárselo al aula". Pero Cattáneo agrega otro requisito y es que las propuestas de trabajo en la matemática abandonen la "cultura tarzánica" que las caracteriza. Esto es cambiar las tareas que se enuncian con un solo verbo ("resuelve", "calcula", por ejemplo) por una práctica de la lectura sobre lo que hay que realizar.
Lagreca, Buschazzio, Cattáneo y González acuerdan que hay cambios sociales que no favorecen el clima necesario de enseñanza y aprendizaje. Citan entonces desde la irrupción de los celulares en las aulas hasta lo que definen "como la pérdida de la cultura del esfuerzo". A esta mirada contraponen el rescate que hacen los alumnos de los docentes que les exigen desde la autoridad que les da el saber disciplinar. Por eso vuelven una y otra vez al rol que les toca como educadores: vocación, coherencia entre el decir y el hacer, formación y compromiso.
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