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 sábado, 21 de mayo de 2005  
Desde Corrientes, Susana Abalo volvió a denunciar un ataque

Corrientes.- La militante social Susana Abalo, quien por su enfermedad no puede moverse por sí misma y que en 2002 denunció haber sido agredida en los baños de la Facultad de Derecho de Rosario, afirmó ahora que desconocidos le cortaron la lengua con un cuchillo.

Abalo, impedida de moverse a raíz de un grave cuadro de esclerosis múltiple, afirmó que dormía en su casa de Paso de los Libres, 400 kilómetros al sur de la capital correntina, cuando dos hombres habría entrado a su habitación para perpetrar la agresión. Los supuestos atacantes la habrían encañonado con un revólver.

El marido de Abalo, Eduardo Brunetti, aseguró en declaraciones a radio General Madariaga que los atacantes de su esposa le seccionaron la lengua por la mitad, por lo que fue necesaria una cirugía reconstructiva en el Hospital San José.

Brunetti sospecha que los intrusos habrían sido contratados por "los mismos intereses que ya cometieron cuatro atentados contra mi mujer cuando vivíamos en Rosario y ella formaba parte de la Pastoral Parroquial".

Abalo ya denunció varias agresiones en su contra. Primero fue el 21 agosto de 2002, cuando dijo que un hombre y una mujer que portaban armas le pegaron y la torturaron. Luego, el 10 de octubre de 2002, la militante de la comunidad cristiana Mensajeros de Jesús afirmó que fue atacada por una mujer cuando estaba en el baño de la Facultad de Derecho de Rosario.

Por este último hecho fue procesada la oficial ayudante de la policía Claudia Beatriz Mendoza, quien finalmente fue sobreseída cuando se comprombó que, a la hora de la agresión a Abalo, trabajaba en una comisaría de la ciudad.

Abalo abandonó Rosario luego de protagonizar otro incidente, que denunció como un secuestro y que nunca fue esclarecido.

Abalo padece esclerosis múltiple y está postrada en su cama desde hace tiempo, además de sufrir inconvenientes orgánicos relacionados con la enfermedad, entre los que se incluye una progresiva disminución visual.

La militante social afirmó que, cuando se produjo este último ataque, dormía sola debido a que su esposo se encontraba de viaje y fue encontrada por su hijo, Emiliano Brunetti, a quien pidió ayuda por teléfono.

"No la entendí muy bien porque tenía dificultades para hablar y cuando llegué la vi toda ensagrentada en la cama, com mucha sangre que le salía de la boca", relató el joven.


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