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 sábado, 21 de mayo de 2005  
Sustraen del Hipódromo Independencia dos animales usados para equinoterapia
Mucho más que el robo de dos caballos en el hipódromo
Son dos zainos adiestrados para rehabilitar chicos discapacitados. Temen que los vendan a un frigorífico

Alumnos y responsables de la primera asociación rosarina destinada a la integración de chicos discapacitados al mundo hípico ayer estaban desconsolados: dos de los cuatro caballos utilizados para clases de equinoterapia habían sido robados de los boxes del Hipódromo del parque Independencia. Cuando la profesora de equitación fue a buscarlos encontró vacíos dos compartimentos de la caballeriza. Con mucha más desdicha que bronca fue a hacer la denuncia en la comisaría 5ª.

"No son caballos que tengan un valor económico importante. Pero para nosotros son impagables porque son animales mansos y adiestrados con mucho esfuerzo para rehabilitar a chicos especiales", dijo ayer Liliana Lina Fornés, profesora de equitación, que trabaja ad honorem en la Asociación de Equitación Integral (Adeir), en el marco de un programa municipal.

Los caballos fueron sacados del predio interno del Hipódromo Independencia a través de un hueco en el alambrado a la altura del poste de los 1.200 metros cercano al Jardín de los Niños. Ambos animales fueron sacados de los boxes 4 y 5, cedidos a préstamo a la asociación por el Hipódromo, de un pabellón de tránsito donde quedan por la noche.

La aflicción de Fornés parecía no tener límites. Todos los días la profesora se ubica en la zona de los 550 metros, al fondo de la recta, sobre Ovidio Lagos. Allí atiende a chicos con autismo, parálisis cerebral, síndrome de Down, ceguera y sordera. Los caballos que faltan, ambos de andar, son un zaino negro y un zaino colorado.

Fornés se quejó por la inseguridad que campea en la zona del Hipódromo. Y lamentó el trato crudo que dan a los miembros de la asociación algunas personas que allí trabajan. "Cada cuidador se siente propietario de su pabellón, hace lo que le da la gana y no dejan ingresar a nadie. Hay un montón de boxes vacíos y las cuatro psicólogas que trabajan conmigo tienen que hacerlo en una colchoneta al aire libre en esta época de frío", comentó.

En un artículo publicado en enero pasado, La Capital dio cuenta de los beneficios de este tipo de práctica clínica para chicos con discapacidades. "Montar a caballo les resulta agradable, ya que esbozan una sonrisa ni bien comienzan a moverse. Los niños autistas mejoran su expresión de afecto, en tanto que quienes son hiperactivos logran la relajación", planteaba Fornés. La equinoterapia se basa en la utilización del movimiento multidimensional del caballo para el tratamiento de diferentes afecciones físicas y mentales. Con esta práctica se está expuesto a movimientos de vaivén que son similares a los que realiza el cuerpo humano al caminar. Esto, según Fornés, supone reacciones musculares y sensoriales frente a una serie de estímulos producidos por el paso del caballo, que en el tratamiento conlleva beneficios tanto físicos como emocionales. "Se estimula la atención y la concentración, aumenta la autoestima y seguridad en uno mismo", comentaba Fornés.

La profesora destacó su preocupación por el destino que tengan los zainos robados. La atormenta pensar que terminen vendidos por unos pocos pesos en un frigorífico que, según ella, es una posibilidad nada remota. Los interesados en contactarse con Adeir pueden llamar al teléfono 155018282 o escribir al e-mail: [email protected].
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Chicos especiales sobre uno de los caballo del Independencia.


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