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sábado,
21 de
mayo de
2005 |
La calidad de vida en Rosario
En pocos años la ciudad ha logrado revertir una tendencia que la estaba empujando al colapso. La crisis del 2001 la encontró desarticulada socialmente, con altísimos índices de desocupación y con una dirigencia política que no siempre estuvo a la altura de las circunstancias. Mucho tuvo que ver, claro está, la situación a nivel nacional y un país que se desbarrancaba sin pausa.
Superados muchos de aquellos conflictos, pese a que las cicatrices de esa terrible crisis aún perduran Rosario se decidió a zarpar con rumbo norte para que la idea de vivir en una ciudad que merezca ser vivida sea una realidad y no sólo una frase publicitaria. Es cierto que mucho se ha hecho con la apertura de calles hacia el río, el mejor mantenimiento de los paseos públicos y una agenda cultural más cercana a la gente. La ciudad, como todos dicen, está más linda y da gusto recorrerla.
Pero también es imprescindible marcar los contrastes y asignaturas pendientes. Una urbe de casi un millón de habitantes no puede permitirse que el grado de contaminación en las calles sea cada día más grave y que no haya control sobre los vehículos -públicos y privados- que contaminan el ambiente.
Rosario, que pelea por ser la segunda ciudad del país, debe emprender una política aún más activa que la actual para reconvertir las villas miserias en barrios dignos con todos los servicios necesarios. Debe terminar de una vez por todas de mejorar su servicio de transporte público y elaborar una seria política de tránsito para evitar que las calles sean inseguras.
Pero, por sobre todas las cosas, debe interpelar con firmeza al gobierno de la provincia para que reformule toda su política de seguridad urbana y combata con decisión el delito. La policía no es atribución municipal pero, como ocurre en muchas partes del mundo, el poder municipal tiene una injerencia decisiva en el diseño de la lucha contra la delincuencia.
Contaminación ambiental, transporte público, condiciones de vida dignas y seguridad son las materias a que el gobierno de la ciudad tendría que dedicarles especial atención.
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