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sábado,
21 de
mayo de
2005 |
Yo creo: "Una historia que surgió
de la realidad"
Fernando Toloza / Escenario
El estreno mundial de "Episodio III" y la buena cosecha de filmes en el Festival de Cannes dominaban la semana del espectáculo pero entre ellos surgió una historia de gran fuerza cinematográfica, una historia que no salió de un estudio de cine sino de la realidad, como la del fabulador español que fingió haber sido víctima de un campo de concentración. Un hospital psiquiátrico británico dio a conocer el caso de un paciente conocido como el Hombre-Piano. Se trata de un joven de cerca de 30 años, alto y rubio, que fue encontrado vagando perdido por las costas del sudeste de Inglaterra. Empapado y lleno de angustia, el hombre fue llevado al hospital y hasta el momento jamás habló. Sólo se puso a escribir música y dibujó un piano. Una multitud de personas comenzó a dar pistas sobre la identidad del Hombre-Piano, pero ninguna ha podido destrabar el misterio. Mientras tanto, surgió un productor de cine que quiere comprar los derechos de la historia. La primera cuestión es a quién se los podría comprar. La segunda es el olfato de ese productor, cómo advirtió de inmediato la raigambre cinematográfica del Hombre-Piano. "Claroscuro", con Geoffrey Rush, es la referencia directa. El filme mostraba la vida del pianista australiano David Helfgott, quien tras un inicio brillante como pianista se hundió en la locura, de la cual regresó, milagrosamente, pasados los años. Pero también está "La leyenda del 900", el filme de Giuseppe Tornatore sobre un pianista que jamás baja del trasatlántico en que el que vive, ni siquiera cuando el barco está a punto de ser destruido. O "El pianista", de Roman Polanski, donde la música es la que salva al músico de la muerte frente al horror nazi. La supervivencia de la música en la borrasca de la locura es quizás lo que impacta en la historia de Hombre-Piano . En una foto de una agencia periodística se lo ve en el jardín del hospital. Lleva contra el pecho un puñado de partituras, camina con la mirada perdida, con una barba de horas y con la pierna derecha un poco descontrolada, como los personajes de "Los idiotas", de Lars Von Trier.
¿La historia será un engaño, como en el filme? "El piano ha estado bebiendo, no yo", decía una vieja canción. Dejemos, en todo caso, que el piano siga sonando, con la verdad
de su ficción.
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