Ocho detenidos por descuartizar a un indigente

Ocho personas fueron detenidas, entre ellas el presunto autor material, por el homicidio de un hombre de 60 años cuyo cuerpo apareció desmembrado en la villa de Puente Gallegos. Efectivos de la Brigada de Homicidios y de la seccional 33ª realizaron las detenciones en la vía pública y en tres allanamientos. El agresor sería un hombre de 42 años vecino de la víctima y que momentos antes del crimen, según fuentes policiales, había estado bebiendo con la misma.

La víctima del homicidio fue identificada como José Luis González, de 60 años, un indigente que vivía desde hace años en el barrio. Tras encontrar el lunes al mediodía los restos de este hombre esparcidos en un basural a cielo abierto en Puente Gallegos, los pesquisas comenzaron a desentrañar las últimas horas de la víctima. Y así llegaron hasta los que participaron en el homicidio. Según fuentes policiales, la víctima se reunió el sábado por la tarde con "cinco o seis tipos del barrio a tomar".

Así los investigadores policiales reconstruyeron que tras varias horas de "vino y truco", ya sobre la medianoche del sábado, se originó una trifulca, un hecho que no alteró a la barriada acostumbrada a la aspereza de los sábados a la noche. Pero esta vez fue diferente. Según los pesquisas, varios vecinos vieron como González era duramente golpeado por sus compañeros de juerga. Y después de ese incidente "en el barrio no se lo vio más".

Así los vigilantes de Homicidios y de la 33ª llegaron a la zona y tras tomar declaraciones a los vecinos llegaron hasta los detenidos. "Hubo tres allanamientos, pero a la mayoría los agarramos en la vía pública", comentó una fuente. "El que está más complicado es Roberto Pereyra, un indigente de 42 años que confesó cómo lo mató y cómo lo cortó. Ahora hay que ver qué grado de participación tiene el resto en el homicidio", comentó el investigador.

Además de los ocho detenidos, todos vecinos de la víctima, la policía secuestró una carretilla con la que transportaron el cuerpo de González. Los restos del hombre quedaron a metros de un chiquero de cerdos, lo que alimentó en principio la idea sobre la morbosidad de los matadores, que habrían tirado los restos para que se los comieran los chanchos. "Nada de eso. Fue una casualidad. Lo tiraron a unos 400 metros de la casa dónde la víctima vivía, justo donde había un chiquero de cerdos", explicó el pesquisa. Todos los detenidos quedaron alojados en la seccional 33ª.