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 sábado, 14 de mayo de 2005  
Automovilismo
Alejandro Bini debutará en TC con un Torino-Cherokee

Alberto E. Vega / Ovación

"Hace más de ocho meses que trabajamos sin ver el reloj en procura de terminar el Torino-Cherokee e iniciar los ensayos en el autódromo para pulir los detalles de un auto nuevo. Mirá, todo esto es otra aventura en la que me acompaña mi padre y todo el equipo. Sin ellos y sin la ayuda de mis patrocinadores no hubiera podido llegar a correr en el Turismo Carretera. Todavía faltan muchas horas de trabajo, pero espero tener la satisfacción de estar presente en Río Cuarto". El monólogo le pertenece a Alejandro Bini, que en diálogo con Ovacion mostró su entusiasmo y sus proyectos en el búnker de los Bini: el taller que su padre tiene instalado en Soldini.

Campeón argentino en la Súper Renault y subcampeón nacional en la Top Race, Alejandro, a los 25 años, ofrece una buena chapa de presentación para volver a tutearse con los grandes e intentar de colocar otro sello de su calidad.

-Está nueva aventura como le llamás ¿dónde nació y de qué manera?

-Se me hacía cada vez más difícil continuar en la Top Race. Había perdido la motivación y era necesario un cambio. A la mayoría de los pilotos se les presenta esta situación. Algunos lo concretan y otros, por diversas razones, no pueden. Yo pude y aquí estoy esperando el gran momento de ver otra vez el semáforo verde de largada y quiero hacerlo rápidamente. Esto es un gran sacrificio propio y de mis familiares y allegados. Los fierros de competición son caros y se necesita bastante dinero para ver en acción a esta criatura.

-Hablando de dinero, ¿hacía que parte del auto se destina la mayor inversión?

-Es difícil de contestar. A un auto de carrera no se le puede estar pijoteando si pretendés que rinda en la pista. Nosotros fabricamos muchos elementos y tenemos buenos proveedores que nos hacen buenos precios, pero se complica cuando hay que recurrir a lo importado por el cambio. Allí hay que hacer el gran sacrificio, más si los elementos son de seguridad. Por ejemplo los frenos y las pastillas que llevará el Torino son italianos marca Brembo. Los amortiguadores son estadounidenses marca Penske regulables de tres vías y varias rótulas inglesas para las suspensiones. Aquí no hay crédito, te envían la mercadería si giras el dinero. Como ves nunca se termina de invertir. Buscar mayor velocidad siempre es caro y se debe pagar de esa manera. Esto es claro como el agua.

Alejandro siguió con su arenga cargada de ilusiones. "El TC pasa por su mejor momento y lo ratifican los números en ingreso de espectadores y el mundillo que lo rodea. Somos conscientes de que la especialidad es cara, pero también la búsqueda de patrocinantes se facilita en gran medida.

Como se ve todo marcha a la perfección. Sólo falta escuchar en pocas horas más el encendido del motor Cherokee, para que el Torino tenga vida y muestre todo su esplendor. A esto también se suma el toque de distinción realizado en la carrocería y pintura que se hizo en el taller integral que dirige Cacho Sigüenza.
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