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 sábado, 14 de mayo de 2005  
Nuevos y viejos reclamos de los docentes universitarios

Matias Loja

Los constantes reclamos por parte de los docentes universitarios, con paro de actividades anunciado para los días 18, 19 y 20 de la semana próxima, es una invitación válida para reflexionar acerca del presente en el que se encuentran los educadores de la enseñanza superior pública.

Para Anahí Fernández, secretaria general de la Federación Nacional de Docentes Universitarios (Conadu), un hecho basta para ejemplificar este momento: "Revisando las actas del primer congreso de Conadu, del que en abril se cumplieron 20 años, vimos que entonces se decidió un plan de lucha en función de reivindicaciones que, salvo una que es histórica relacionada al reclamo de partidas para reincorporar a docentes cesanteados por la dictadura, todas las demás son iguales a las de ahora: aumento de presupuesto, recomposición salarial, estabilidad y carrera docente, renta a los ad honórem. O sea, pasaron 20 años y lo central de lo que se pide es lo mismo", describe la titular del gremio que nuclea a profesores e investigadores del sistema universitario. Aunque destaca que si bien en los últimos años se ha avanzado en algunos de estos aspectos, los núcleos duros de los reclamos de fondo continúan vigentes.

En este sentido, en los últimos meses el Ministerio de Educación nacional ha otorgado incrementos "de bolsillo" a los salarios docentes, aunque con la promesa de incorporarlos gradualmente al básico. Esta situación, que comparten con los demás trabajadores de los distintos niveles educativos, lleva a que casi el 40 % de los salarios sean en negro (ya sea mediante tickets alimentarios o adicionales no remunerativos).

Asimismo, otra de las preocupaciones que atraviesa al conjunto de las universidades está centrada en la notable asimetría entre cargos docentes y cantidad de estudiantes. En la Universidad Nacional de Rosario (UNR), por citar un ejemplo, mientras que en la última década creció de forma considerable número total de alumnos (que pasaron de 52 mil en 1993 a ser 75 mil en 2003), la planta docente se mantuvo prácticamente sin modificaciones.

"En la vida real se atiende a una población que casi se duplicó sólo con un 14 funcionar la universidad", señala Fernández, pero advierte que la solución no pasa de ninguna manera por restringir el ingreso, sino por atender al desfinanciamiento del presupuesto en general.


Alta postergación
Otro de los aspectos que afligen al sistema universitario nacional es el referido a las constantes postergaciones que desde un tiempo a esta parte vienen sufriendo en materia financiera, al punto que constituye uno de los temas sobre los cuales han unificado sus voces los distintos actores que forman parte de la vida académica (rectores, docentes, estudiantes y no docentes).

Pero a diferencia de los demás estratos educativos, la docencia universitaria arrastra, según el gremio, históricas postergaciones. El 82 % móvil para los jubilados, la estabilidad en el cargo y el piso de 700 pesos para el educador son algunos de los aspectos que señalan como más preocupantes. Sin embargo, Fernández se encarga de aclarar que no sólo son temas presupuestarios los que los aquejan, puesto que existen puntos, como los incentivos a la investigación y lo que se valora como tal, que también generan controversias. "Hay lógicas de funcionamiento y de valoración que no son necesariamente presupuestarias, pero son más profundas y enormemente graves", sentencia la titular de Conadu.

Por otra parte, por motivaciones que van desde el prestigio de enseñar en la universidad, sumar "puntos" en el currículum, o iniciar una carrera en la docencia, casi el 20 % de los profesores universitarios, o que cumplen funciones como tales, lo hacen de forma ad honórem, no percibiendo de esta forma ningún ingreso económico por su labor.

En el caso de la UNR, de los casi 6000 docentes que tiene la casa local, en su mayoría con dedicación simple (casi el 62 % de la planta), hay aproximadamente unas 700 personas en esta condición, aunque según fuentes extraoficiales la cantidad es superior.

Estos auxiliares docentes sin renta se concentran fundamentalmente en Medicina y Derecho, algo que no escapa a la media nacional (en la UBA, el 50 % de los ad honórem son de Ciencias Médicas). En el otro extremo, se encuentra la Facultad de Ciencia Política, que no cuenta a la fecha con personal en esta categoría, ya que según explica la vicedecana Silvia Robin, desde fines de la década del '80 existe en esta casa una resolución del Consejo Directivo en la que no se admite su incorporación.

"Yo entiendo que hay miles de motivos por los cuales los docentes empiezan trabajando ad honórem, sobre todo en algunas facultades. Pero eso no quita que hay que poner la discusión en serio. Discutir, trabajar, armar propuestas, para resolverlo. Es un tema que se arrastra hace mucho y que tiene que ver con el ahogo presupuestario", opina al respecto Anahí Fernández.


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