|
sábado,
14 de
mayo de
2005 |
Salió María Julia,
¿ese es el problema?
Estamos tomando el sapo por la cola. Es la punta del iceberg. El problema más grave que tenemos los argentinos no es la inseguridad, no es el hambre, no es el analfabetismo, no es María Julia. Es la manipulación de las leyes por gente inescrupulosa. Eso es lo mismo que dejar una granada en manos de un mono. La vulnerabilidad a la que nos expone que puedan manejar las leyes a su antojo sin un marco ético, ni social y hasta diría ni "legal", está sucediendo en todos los órdenes de nuestras vidas. Nos pasó con la ley de intangibilidad de los depósitos que sirvió de trampera; nos pasó con la ley de subversión económica, que la derogaron para quedar libres de la posibilidad de ir al infierno; nos pasa con la ley de telecomunicaciones que está en vigencia para escuchar todo lo que hablamos, escribimos y hasta "pensamos". Y ahora, como no pueden justificar su enriquecimiento, nos pasa que pueden manipular no ya las leyes sino las "no leyes", el punto máximo del absurdo, el punto máximo de lo inverosímil que quieren volver real. Hacernos creer en la existencia de la nada (una ley oculta) para justificar la existencia del todo (lo robado), que a su vez es lo injustificable... Nos meten una trampa legal pero no legítima. Nuestros representantes no nos representan, juegan su juego, se representan a sí mismos. Las elecciones son una parodia de la que nos hacen participar para cubrir las apariencias de un totalitarismo avalado por nosotros mismos. Si los ciudadanos no ejercemos nuestra ciudadanía, la democracia está muerta.
Stella Maris Coniglio
enviar nota por e-mail
|
|
|