| domingo, 19 de diciembre de 2004 | Central Córdoba se acordó de ganar Miguel Pisano / La Capital El equipo de camiseta azul y roja y pantaloncitos blancos la tenía, tocaba y no se cansaba de perderse goles cantados frente a los muchachos del cuadro blanco, que se defendían y hacían lo que podían, en el olvidable primer tiempo de Córdoba frente a Armenio. Algún charrúa perdido que hubiera llegado tarde podría creer que su equipo estaba dando una lección de fútbol, pero la ilusión de tablón lo devolvería a la contundencia de la realidad con ese golazo de cabeza del segundo central visitante Eduardo Dávila, luego de la peinada de Zen Bonacorsi en un córner desde la derecha, cuando apenas habían jugado cinco minutos. Claro, los azules eran Armenio y el equipo en blanco del primer tiempo era Córdoba, que no se fue al vestuario con una goleada tanto por las notables salvadas del Flaco Ozafrán -lejos, la figura del partido- como por la exasperante falta de definición de Armenio. Ozafrán sacó al córner un derechazo de Zen Bonacorsi a los 22' y a Peralta a los 25', el propio Zen la tiró literalmente a los árboles a los 34' y el arquero se los sacó a Raúl Ruiz y al incansable Zen a los 40'.
Y Córdoba era la contracara: tenía problemas para salir desde abajo y, además, no lograba armar el juego en el medio, al extremo que la perdía directamente en esa zona, al punto que la primera llegada asociada recién la produjo a los 38', con un derechazo de Conocchiari. Y para colmo, Marinelli, que se había ganado una amonestación por una falta en mediacancha a los 7', se tiró en el área a los 36' y vio la segunda amarilla y la roja.
El complemento parecía más de los mismo cuando Ozafrán le sacó un zurdazo al ángulo a Zen a los 4', pero Córdoba encontró en una jugada de córner casi idéntica al gol visitante, lo que Armenio no había podido hacer en cinco llegadas claras: tiro de esquina pasado del ingresado Petrovelli, cabezazo de Armani y segundo testazo de Pablo Castella para empujarla al impensado empate en el área chica, luego de una conmovedora guapeada del Changuito Cárdenas por la izquierda.
Si cuesta comprender por qué Ezequiel Petrovelli permaneció un tiempo en el banco de suplentes, también es cierto que esta vez el Pájaro Domizi acertó con el esperado aunque tardío ingreso. Córdoba tuvo un armador, la pelota circuló rápido por el medio y el Tata Acoglanis encontró un socio.
Con todo, Córdoba siguió a los tumbos entre la enésima salvada de Ozafrán ante Raúl Ruiz a los 68' y se complicó más aún a los 71' con la indefendible expulsión de Séptimo Gerlo, que fue con una plancha aterradora sobre Zen.
Empero, después de la séptima salvada de Ozafrán, otra vez ante Ruiz, Córdoba ganó un partido increíble con una jugada de potrero: con dos jugadores menos metió un contraataque perfecto de Petrovelli hacia Armani, quien entró por la izquierda del área y clavó un uñazo arriba, en el ángulo derecho.
Armenio le perdonó la vida y Córdoba jugó muy mal, pero le alcanzó con mejorar un ratito en el complemento y, sobre todo, con no bajar nunca los brazos, como en esa corajeada del final. Como los viejos Matadores. enviar nota por e-mail | | Fotos | | El Chango Cárdenas hizo la jugada previa al empate. | | |