| martes, 09 de noviembre de 2004 | | | Charlas en elCafé del Bajo -Hay un poema muy lindo de Rafael Montesinos que quisiera dedicar hoy a una persona que alguna vez, con trabajo y con talento, se dedicó a construir una empresa rosarina que fue modelo en su rubro y que, tal como hace unos días lo dijimos, tuvo lustre internacional por sus iniciativas y creaciones. Esta empresa instaló, hace muchos años, el primer semáforo en Rosario. Lo donó. El ex intendente Hermes Binner le quitó la concesión y se la concedió a una empresa española que, según parece, no ha cumplido del todo con lo establecido en el pliego, según dicen incluso algunos concejales. Hoy, esa empresa rosarina, que se llamaba Thopeck, será rematada.
-¿No era que Menem fue el que derrumbó a la empresa nacional abriendo el mercado al mundo? Parece que no fue el único.
-El poema de Montesinos quiero dedicárselo al titular de esa empresa, un amigo quien hoy observará cómo un gran amor se aleja de su vida para siempre: "¿Quién me dio este país y este momento/transitorio de un siglo a la deriva?/¿Quién me puso en la frente pensativa/esta alegría y este sufrimiento?/¿Quién dejó entre mis labios este acento/ de dolor? ¿Quién me tiene en alma viva?/¿Quién decretó a la dicha fugitiva?/¿Quién al dolor -¿por qué?- lo hizo tan lento?.../ Siga Inocencio.
-"El alma hacia los cielos se dirige,/velocísimamente enamorada,/ descarnada del cuerpo que la rige./Pero el amor, de pronto, da la vuelta,/ y el alma da en el pecho alicortada./yo no sé quién me tiene y quién me suelta".
-En este poema su autor demuestra una gran perturbación porque se hamaca, por así decirlo, entre los buenos momentos de la vida y los malos que parecen pesar demasiado por ser muchos y quedarse por largo tiempo. "¿Quién me puso en la frente pensativa esta alegría y este sufrimiento?". Y termina: "Yo no sé quién me tiene y quién me suelta". Y esto es un poco lo que le debe pasar a mi amigo hoy, como nos pasa a muchos argentinos que no sólo debemos aceptar las dolencias propias de la vida que nos tocan como seres humanos, esas que son naturales, sino aquellas que nos incorporan desenfadadamente ciertos gobernantes como ciudadanos. A la dicha de haber fundado con trabajo una empresa que fue creciendo con el correr del tiempo le sucedió la amargura de verla desmoronarse gracias en buena medida a la actitud del Estado rosarino que prefirió conceder unos trabajos a instituciones foráneas, privilegiando a lo ajeno para enterrar lo nuestro ¿Por qué habrá sido? ¿Se volverá a repetir?
-Sí, pero la historia no termina allí.
-No. Mi amigo demandó a la Municipalidad por una suma de dinero perteneciente a pagos que él entendía que el municipio no había hecho. Resulta que la causa fue a parar a un tribunal conformado por ex allegados al gobierno municipal. Ninguno se excusó y le fallaron en contra. No voy a poner en tela de juicio la honestidad y transparencia de los integrantes de ese tribunal, ni siquiera voy a poner en tela de juicio la razón y la justicia del fallo, pero para mí hubiese sido mucho mejor que los jueces que alguna vez tuvieron vínculos con el Estado se excusaran. Por eso mi amigo tal vez repita hoy, como tantos argentinos, esas palabras del poeta sevillano: "¿Quién me dio este país y este momento?".
-¡Cómo cuesta todo en este país eh!
-Sin ninguna duda.
-Bueno, pero ahora vienen los chinos y nos salvamos.
-¡Ojalá! Ojalá que este acuerdo comercial bilateral sirva a la Argentina y no sirva exclusivamente al país asiático. Que se respete la soberanía argentina en cuanto a la propiedad y el manejo de los recursos naturales y las tierras y que no se entregue el patrimonio en el marco de un acuerdo comercial que pueda servirle al gobierno y a nosotros hoy, pero no a los argentinos del futuro. Porque en este país siempre se hizo lo mismo: por ganar rédito político y dar un respiro al presente se perdió soberanía. Bueno, lamentamos mucho que hoy se remate una empresa rosarina que debió seguir cuidando nuestros semáforos. Lamentablemente, la luz verde el gobierno socialista de Binner se la dio a los europeos. "¿Quién me dio este país y este momento?..."
Candi II
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