 | jueves, 07 de octubre de 2004 | Con mano dura y desprecio Soy profesor. Mis alumnos me preguntaron qué aumento logré con los paros que acaté. Trece (13) pesos por cuarenta horas cátedra, no por cada hora, en total. Por si no quedó claro, a partir de la implementación de este decreto yo podré comprar casi media garrafa de gas de 10 kilogramos adicional por mes. Señor gobernador, permítame -como dueño que es vuestra majestad de los destinos de miles de docentes- hacerle una pregunta en partes: ¿hice bien en responderles la verdad? ¿No pondré en evidencia que toda lucha por el reconocimiento (nuestro honor, en definitiva) es vana, incluso contraproducente? Porque como resultado de su ingeniosa maniobra no sólo fracturó la cohesión de los docentes, sino que enseñó a la sociedad toda cómo se debe tratar a los trabajadores de la educación: con mano dura y desprecio. Estimados lectores, la escuela no contiene ni orienta con docentes moral y económicamente quebrados. Que algún dios los ayude.
Profesor Martín Bossert,
DNI 18.296.701
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