Las pintadas ya no respetan casas particulares ni edificios públicos

Ocho personas fueron detenidas en la madrugada de ayer por dañar el frente de una vivienda de Zeballos al 1800

Carina Bazzoni-Carla Rizzotto / La Capital

"Prohibido fijar carteles". La inscripción parece no amedrentar a nadie. Incluso en pleno centro donde edificios públicos y viviendas particulares son blanco fácil de todo tipo de pintadas: las futboleras, las políticas y las amorosas. Ayer a la madrugada, el Comando Radioeléctrico detuvo a 8 personas, de entre 21 y 23 años, mientras dejaban su impronta rojinegra en una casa de Zeballos 1806. Horas antes, el lugar había sido pintado de azul y amarillo.

El frente de la casa quedó totalmente chorreado de pintura. "Es una barbaridad -se quejaba ayer Elvira, la dueña de una granja de Zeballos e Italia-. Primero pintó la casa la barra de Central. Después fueron los de NOB. No hay derecho".

Al menos ayer la historia no terminó ahí. A las 2.30 un patrullero del Comando Radioeléctrico detuvo a 8 personas, todas de entre 21 y 23 años, mientras plasmaban las pintadas rojinegras. Los jóvenes, más la camioneta 4 x 4 Mitsubishi que conducían, fueron detenidos durante más de dos horas en la comisaría 2a de policía, por infracción al artículo 117 del Código de Faltas provincial, que pena con multa o arresto de hasta 10 días a quien "manche, ensucie, fije carteles o escriba en paredes, puentes, parques, paseos u otros bienes públicos o privados". Una falta que, si trae un costo para el damnificado, también castiga el Código Penal.

En cambio, el Código Municipal no incluye una figura específica que refiera a las pintadas. "Trabajamos para ampliar la potestad del municipio en este sentido, así tendremos herramientas legales precisas para sancionar las pintadas", aseguró el subsecretario de Gobierno, Horacio Ghirardi. Y si bien advirtió que es "muy difícil detectar a los responsables directos, se buscará sancionar a la agrupación política, gremio o institución a la que refiera el escrito".

El secretario de Gobierno, Juan Carlos Zabalza, fue más crítico. "Están dañando terriblemente la ciudad, pintan los frentes, las ochavas y los puentes; es un verdadero desastre", soltó.

Aún así, un sector del centro (Montevideo, San Luis, Balcarce y Paraguay) se convirtió en los últimos días en un campo de batalla donde hinchas de NOB y Central dirimen sus diferencias. "Zona leprosa", advierte un cartel con letras de más de un metro en la esquina de Italia y 3 de Febrero. A pocas cuadras en San Luis y España los cestos de basura, cordones y hasta una garita de la EPE aparecen pintadas -alternativamente- de azul y amarillo o negro y rojo.

En San Juan 1550 tiene su sede la Casa Suiza. En la fachada del pulcro edificio, los leprosos también dejaron su impronta. Igual que en un consultorio odontológico de Italia y San Juan. Allí se lee la leyenda: "A 30 años del gran polvo", recordando el campeonato de NOB ganado en cancha canalla. "En marzo gastamos 100 pesos para limpiar el mármol del frente porque ya nos habían pintado algo similar. Ahora directamente ya no nos tomamos ese trabajo", se quejó Carina, la secretaria del consultorio.

Pero las pintadas no se reducen al ámbito futbolero. También están las de partidos políticos, organizaciones sindicales y aquellas más banales como "Belén te amo. Charly", en Italia y 3 de Febrero, o "David trolo" en Zeballos al 1000.

En los muros del Colegio María Auxiliadora (San Juan entre Presidente Roca y España) están todas juntas, a pesar de la antigüedad y las líneas del edificio considerado de valor patrimonial.

En San Lorenzo y Sarmiento hay otro ejemplo de este tipo. El frente del histórico inmueble del ex Banco Francés, construido en 1908, fue totalmente recuperado el año pasado cuando alojó a La Vidriera de Cordic. Pero duró sólo unas semanas, hasta que una marcha de empleados del Pami pasó por allí y arrasó con la fachada escribiendo una colección de insultos hacia el ex interventor nacional del organismo.

En los 80, Rosario tuvo una decena de grupos que celebraron el comienzo de la democracia con graffitis. Las intervenciones eran espontáneas, humorísticas, sumamente críticas y, en su mayoría, respetuosas de edificios históricos o viviendas particulares. Nada de eso se ve por estos días.

La casa de Zeballos al 1800 parece un muestrario de colores.