| sábado, 02 de octubre de 2004 | | -Anteayer a la noche, en un programa de televisión, vi a la señora Lilita Carrió espantada por el fenómeno de la droga. Fenómeno que parece descubrió en toda su espeluznante magnitud después de hablar con varias mujeres, según su relato, de villas de emergencia del conurbano bonaerense. La dirigente del ARI (a quien ya no se la ve con el Rosario en la mano, pero sí con varios kilos de menos y con rastros de cama solar en su piel) repartió palos a Solá y por elevación a otros dirigentes. Bueno, Lilita dijo que en este país el tráfico de droga tiene peaje libre.
-¡Chocolate por la noticia!
-Me alegro, aunque tarde por cierto, que alguien se atreva a hablar de este apabullante fenómeno argentino al que nadie parece prestarle atención y mucho menos las fuerzas de seguridad encargadas de combatirlo para quienes parece que en el país no hay tráfico ni consumo de estupefacientes porque los operativos de envergadura brillan por su ausencia. Lo que a Lilita Carrió le alarma ahora, les alarmaba hace ya más de diez años a los profesionales serios conocedores del tema a quienes nadie escuchó quién sabe por qué motivos (aunque lo sospechemos). El problema del auge del narcotráfico se remonta a muchos años atrás y no sólo en el conurbano bonaerense, sino en todo el territorio del país y quiero decir de paso que Rosario no es la excepción ni mucho menos.
-Yo tambien la vi a Lilita, y cuando el conductor del programa le preguntó cómo se resolvía esta cuestión apeló a su frase hecha que usa desde hace un tiempo: "Con un nuevo contrato moral". Claro, a mí me parece perfecto lo del nuevo contrato moral, pero esto ya lo sabemos de memoria los argentinos. No hace falta que nos digan una frase que parece fabricada en un estudio de marketing político y destinada a un discurso de campaña. La verdad es que me quedé con las ganas de que fuera más explícita, sin eufemismos ni ambigüedades.
-Sucede que para quien conoce de cerca el problema del narcotráfico, sabe que es un tema de difícil solución y que el gobierno que quiera enfrentarlo seriamente tendrá que vérselas con grandes poderes locales e internacionales dispuestos a cortar la cabeza de quien sea. A menos que se actúe "para la gilada" (como es costumbre) y la emprendan contra un desgraciado encargado de hacer "mulitas" o contra el policía que hace de guardazona como las malas lenguas dicen que sucede.
-Bueno... hablemos de otra cosa. Lo cierto es que Lilita estaba asombrada.
-Mire, si en este país se redujera el tráfico y consumo de drogas a los límites considerables normales (porque aquí todo es fenómeno paranormal) se reduciría en el mismo momento el índice delictivo en un porcentaje poco menos que asombroso. Porque en esta sociedad argentina hay dos factores determinantes que coadyuvan a la actividad delictiva: la pobreza y el tráfico y consumo de droga. Cuando observamos a un chico de 14 o 16 años que sale a robar con un revólver en la mano, a usted no le debe quedar ninguna duda: sale a robar y mata por la necesidad de dinero que tiene para la adquisición de estupefaciente. Ahora la modalidad que se impone y que aterroriza es el secuestro. ¿Pero quién hace el trabajo de campo, el trabajo sucio? ¿Los cerebros de la banda que pergeñan el acto hacen la inteligencia? Está bastante demostrado que son personas pertenecientes a "mano de obra descalificada" que hacen la tarea de "chupe y aguante" y que la hacen a cambio de conseguir plata, entre otras cosas, para consumo de droga. En esto tiene razón Carrió, no hay que quitarle mérito a lo que sostiene y a su coraje por decirlo. Todo esto no ocurriría (y ella también lo dice) si no hubiera un "soporte".
-Sí, sin dudas, pero decir que esto se cambia sólo con un nuevo contrato moral, Candi, no es muy claro que digamos.
-Yo creo que el día que la sociedad argentina y algún dirigente se dispongan mancomunadamente a morigerar el fenómeno (y lamento de veras tener que reconocerlo y ojalá no sea así) tendrán que apelar a medidas severamente traumáticas. No porque se deba ser violento para un cambio, pero cualquiera sabe que enfrentar a este flagelo ocasionará una reacción violenta de la mafia.
-Nos despedimos no sin antes enviarle un especial saludo a una admiradora, Ema, que es mamá de un buen juez y mejor persona.
Candi II
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