| domingo, 29 de agosto de 2004 | Newell's rescató un punto Luis Castro / La Capital Si se sostiene que Newell's ganó un punto de oro, no hay nada que pueda refutar la sentencia. Si se dice que se llevó a casa un empate con cierto grado de injusticia, en ese caso se podrá rebatir. Porque Colón fue el que buscó, con más ímpetu que ideas, apoderarse de los primeros tres puntos en lo que va del campeonato, pero se quedó en el intento. Mientras que el equipo de Gallego llegó con el claro objetivo de privilegiar el empate y, si se podía, alcanzar el triunfo. Y si el insípido duelo de rojinegros terminó en cero, ahí habrá plena coincidencia tanto de un lado como del otro: por la falta de astucia en la definición.
Tanto Gallego como Basile intuían un encuentro como el que se protagonizó en el Cementerio de los Elefantes. Jugado con intensidad en la zona media, impreciso y, sobre todo, friccionado (el que lo padeció fue Manso, que se fue a la media hora por un golpe en la rodilla). Lo que motivó a que los primeros cuarenta y cinco minutos pasaran sin dejar emociones. Tan es así que el único grito al que se unió todo el estadio fue cuando se anunció que la selección era de oro en Atenas. Y nada más.
Colón tenía toda la presión de su gente y por eso debía arriesgar. Y se fue con todo hacia el arco de Villar. Newell's, en tanto, se paró bien atrás y apostó al contragolpe. Fue el Bichi el que avisó primero, contestó Steinert tirando la pelota afuera en una inmejorable ocasión. El sabalero iba, pero chocaba con una defensa bien plantada, con un Domínguez que se cansaba de sacar de arriba y de abajo, lo mismo que Maidana.
El panorama se le complicaba a los del Tolo, por eso movió el banco. Dejó de lado el 4-3-1-2 para pasar al 4-4-2 al sacar a Capria por Iriarte, quien se ubicó por el carril izquierdo para bloquear a Grisales mientas que Marino se ubicaba como un 5 bis. Arriba quedaron Steinert y Scocco para que se las arreglaran como pudieran en alguna contra.
Así la Lepra se encontró con un par de chances claras como para llevarse un mejor premio, pero tropezó con la inexperiencia de los pibes. Para dejar más en evidencia el déficit ofensivo que padecen los del Parque.
Tampoco los de Basile, a pesar de la jerarquía de los nombres ubicados en la zona caliente, estuvieron lúcidos e impusieron su rango. Porque cada vez que quedaron con chances de hacer notar su diferencia perdieron ante los centrales o frente a Villar, quien sigue transmitiendo seguridad bajo los tres palos, como cuando se quedó con la última bola con olor a gol disparada por Gandín.
"Frente a las dificultades algunos frenan su avance, pero otros redoblan su impulso", reza un aforismo de José Narosky. El Tolo tomó la primera postura. Si hasta mandó a Zapata a la cancha por Marino para intentar ponerle candado al partido con un cero rotundo. Y lo hecho le dio sus frutos, porque sumó un punto valioso en una cancha que a Newell's siempre le resultó difícil.
Todo Newell's se fue satisfecho del estadio porque el equipo sigue sumando, no pierde y mantiene el cero en su arco (lo primordial para el entrenador). El empate tuvo a sabor a victoria, de eso no hay dudas. Por lo menos así lo sintió su gente. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Steinert trata de superar la marca de Daniel Díaz. | | |