Cómo es el mercado negro informático que se esconde tras el robo de CPU

Los elementos robados suelen ofrecerse en el mercado por separado y una vez que la máquina se desguazó

Leo Graciarena / La Capital

El robo de computadoras en al menos seis ciber durante los últimos dos meses, perpetrados todos ellos por una banda de mujeres, expuso nuevamente la existencia de un mercado negro fruto del desguace de piezas clave de los CPU. Pero estos robos, casi artesanales, son sólo la punta de un iceberg de base insospechable. "Decir que lo peligroso del robo en la informática son cinco gordas que roban PC de los ciber, es un muy chiquito", comentó un referente del mercado informático rosarino. Y esto puede comprobarse al encontrar denuncias sobre competencia desleal por contrabando de partes o la falta de control sobre el software que circula en los negocios de la ciudad. En ese marco, y siguiendo la pista de la banda de ladronas de cibers, la mañana de ayer efectivos de la Unidad Regional II llevaron adelante un procedimiento en el cual descubrieron un verdadero laboratorio de piratas informáticos (ver página 32).

Luego de cada golpe al mercado informático, la pregunta que surge es a dónde van a parar tantas computadoras robadas. "En las computadoras todo tiene número de serie, pero como no existe un registro de la propiedad como el de los autos, eso favorece el mercado negro de partes de CPU", explica Sergio Airoldi, uno de los socios de una empresa líder en la venta mayorista de elementos de informática en Rosario, Buenos Aires, Córdoba y Mendoza. "Roban una PC y el disco rígido va para un lado y la placa madre para otro", cuenta.

Una computadora no es un artículo de primera necesidad, pero cada vez son más los hogares que la tienen. Pensando que el salario promedio de un trabajador en el país es de 205 dólares y de acuerdo a un relevamiento de la empresa Marco -una consultora internacional que posee una subsede en Buenos Aires- comprar una computadora en Argentina cuesta entre dos y seis salarios, según sea esta un clon (maquina armada con partes de distintas marcas) o de marca reconocida.

"Si hay alguien que las roba, es porque otro las compra", esa es la consigna que impera en la calle a la hora de pensar en un mercado negro. "Al ciber te llega gente que te ofrece venderte máquinas que vos no sabés de donde la sacan", comenta el dueño de un local con acceso a internet de la zona sur, que por razones obvias pidió reserva de identidad. "Viste cómo es. Esto es un barrio", explica. "Nunca te van a traer una máquina entera. Te traen una placa madre, discos rígidos o monitores. Y el precio es relativo, generalmente te dicen dame lo que tengas y se negocia. Pero yo en esa no entro porque sé como terminan".


Hoy a mí, mañana a ti
Para Sergio Airoldi, los ciber terminan siendo un lugar de paso en el circulo vicioso de las máquinas robadas. "El mercado de los ciber me parece que es propenso a comprar equipos usados. No todos, pero hay una parte que compra. Y eso es un bumerang que después les vuelve, porque terminan comprando equipos que a lo mejor se los robaron a un colega. Y entran en un circuito en el que es cuestión de tiempo que les roben a ellos. Es un caso típico, como el de los pasacasetes", explica.

Consultando varias fuentes ligadas al armado de computadoras en los barrios y en el centro de la ciudad puede deducirse que las partes "más buscadas" de un CPU son el disco rígido, la placa madre, la memoria y el procesador, todos elementos que tienen un costo en dólares y con números de serie impreso de fábrica.

En noviembre de 2002, a partir de una inquietud de la Cámara de Empresas Informáticas del Litoral se creo una base de datos al respecto para prevenir los robos de computadoras e insumos. Esto quedó en manos de la sección Análisis Delictivo de la Unidad Regional II, pero funcionó menos de medio año y luego quedó en stand by. Según los investigadores esta era una valiosa herramienta para la búsqueda de equipos robados. Pero sin ese banco de datos, todo queda supeditado a casos de robos puntuales.

En los últimos dos meses una banda de cinco mujeres y un hombre robó en el microcentro rosarino 15 CPU en seis golpes a ciber. La particularidad de estos robos está dada en que las mujeres no utilizan en la fuerza sino el ingenio. Entran en dos grupos, piden máquinas para acceder a internet y mientras nadie las observa desconectan dos o tres CPU y se los llevan sin que nadie se de cuenta. Esto genera un perjuicio extra para los dueños de los ciber ya que al no hacer uso de la violencia, la figura procesal en la que incurren no es robo sino hurto, que es excarcelable.

Según comentan varios "armadores de CPU" y dueños de ciber, no existe un manual de estilo a la hora de robar computadoras. El circuito del mercado negro comienza a tejerse a partir del robo de las computadoras. Una vez concretado el golpe, "la merca se guarda" entre uno y dos meses. Las máquinas se desguazan teniendo prioridad el disco rígido (legal cuesta cerca de los 82 dólares), la placa madre (100 dólares), el microprocesador (110 dólares) y la memoria (53 dólares). Se les sacan los números de serie, que por lo general son stickers, y vuelven al mercado dentro de nuevas máquinas u ofertadas individualmente. Nunca ofrecen una máquina tal y como fue robada. Los expertos aseguran que el mercado rosarino no es tan grande como para no detectar una máquina tal cual fue robada.

En el caso de las notebook el robo es por arrebato y difícilmente se venda una unidad que fuera sustraída en la ciudad. Una notebook tiene un precio de mercado cercano a los 4.000 dólares.

Los compradores de equipos de computación tienen un sólo resguardo: la factura. Allí figuran los números de serie de los elementos que hay en el CPU y las compañías aseguradoras piden a las empresas la factura detallada para poder asegurar equipos.

En uno de los últimos atracos a cibers los ladrones dejaron los gabinetes vacíos.