| sábado, 12 de junio de 2004 | Treinta y cuatro años de prestigio e historia La Eurocopa, que comenzó en 1960 y cuya duodécima edición se disputa en Portugal a partir de este mediodía, se ha convertido en un torneo prestigioso, un mini-mundial en el que han brillado desde Lev Yashin a Zinedine Zidane, pasando por Marco Van Basten o Gerd Muller.
Concebida a fines de los años cincuenta por la Unión Europea de Fútbol (Uefa) bajo el impulso del francés Henri Delaunay, secretario general de la Federación Francesa, la Eurocopa tuvo su primera edición en 1960, en Francia.
Dieciséis equipos participaron en las clasificaciones y sólo cuatro se reunieron en París para disputar la fase final: Francia, Yugoslavia, Unión Soviética (URSS) y Checoslovaquia.
Los soviéticos conquistaron la primera edición, tras superar en el partido decisivo a Yugoslavia 2-1, en tiempo suplementario. En el elenco vencedor, un hombre vestido completamente de negro escribió las primeras líneas de su leyenda: el arquero Lev La Araña Negra Yashin.
En 1964, la fase final tuvo lugar en España. El equipo local derrotó 2-1 a la URSS, en una final con condimentos políticos jugada en Madrid, España, venció con un tanto de cabeza en los últimos minutos de Marcelino.
Aquel equipo, liderado por los geniales gallegos Luis Suárez y Amancio Amaro, ambos de Deportivo La Coruña, dio a España el único título internacional que posee en su historial.
En 1968 el torneo tuvo una definición muy particular. Los italianos jugando en casa se impusieron en semifinales a URSS mediante un sorteo, debido a que el encuentro terminó en empate y no se definía por penales.
La final entre Italia y Yugoslavia pasó a la historia porque se tuvo que volver a disputar tras un primer partido que finalizó con empate (1-1). Pero los italianos, que metieron cinco cambios frente a ninguno de los yugoslavos, sacaron ventaja y los derrotaron 2-0.
En 1972, el último cuarteto se juntó en Bélgica y en la final, los alemanes liderados por un Gerd Muller imparable, que anotó un doblete, se impusieron a URSS por 3 a 0.
Cuatro años más tarde, en Yugoslavia, la final entre Alemania y Checoslovaquia se definió por penales. El germano Uli Hoeness marró su disparo y el checo Antonin Panenka marcó el suyo picando la pelota y su equipo desató el festejo final.
De 1960 a 1976 la competición estuvo opacada por la falta de notoriedad. Entonces, el italiano Artemio Franchi, presidente de la Uefa, decidió agrandar la etapa final llevando a ocho equipos a disputar el trofeo, a partir de 1980.
En ese nuevo formato, Alemania le ganó 2-1 a Bélgica gracias a un doblete de Horst Hrubesch, con lo que este país inscribió por segunda vez su nombre en las registros de ganador del torneo.
Pero el verdadera impulso de la competición tuvo lugar en Francia, justamente el país que la vio nacer, en 1984. La figura del francés Michel Platini le dio brillo y con su destreza condujo al equipo galo a ganar la final contra España (2-0), tras anotar de tiro libre el primer gol.
La edición de 1988, en Alemania, estuvo marcada por el dominio de Holanda, que desparramó un fútbol total con la calidad de estrellas como Ruud Gullit, Frank Rijkaard y Marco Van Basten.
En la final, un primer tanto de Gullit frenó las ilusiones de URSS, que se derrumbó tras la obra maestra del artillero Van Basten: una volea que se clavó en el segundo ángulo del arquero para sellar el 2-0 para la Naranja Mecánica.
En Suecia 1992, después de la caída del Muro de Berlín que cambió el mapa político de Europa, Alemania se presentó reunificada y la URSS pasó a ser la CEI, mientras que la Uefa prohibió a los yugoslavos participar en la fase final. Algo que supo aprovechar Dinamarca, que llegó a Estocolmo como convidado de piedra y se fue con el título bajo el brazo, tras vencer en la final por 2 a 0 a Alemania, luego de una actuación estupenda de su arquero Peter Schmeichel.
Cuatro años después, en Inglaterra, Alemania se quedó con la gloria, en la primera edición con 16 participantes en la fase final. Frente a República Checa, los germanos festejaron el título ganando por 2-1, luego de convertir el gol de oro, regla que se aplicó por primera vez. El héroe alemán fue Oliver Bierhoff, quien de cabeza le ofreció a su nación el tercer título continental.
El recuerdo más reciente data de 2000, cuando la fase final se jugó en Holanda y Bélgica. Allí, Francia, campeón mundial en 1998, se impuso en una final de película a Italia.
Los azzurros ganaban 1-0, pero en los últimos segundos apareció Sylvain Wiltord para igualar y estirar el suspenso, que tuvo su genial desenlace con el tanto de oro de David Trezeguet. Segundo título de Eurocopa que viajó a París. enviar nota por e-mail | | |