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 miércoles, 09 de junio de 2004

El cineasta habló en Rosario de "Ay Juancito", su nueva película que se estrena mañana
Héctor Olivera: "Era cantado que alguna vez se iba a hacer un filme sobre este hombre"
La película retrata la vida poco conocida y trágica del hermano de Eva Perón y sus relaciones con el poder

Fernando Toloza / La Capital

Héctor Olivera reparó en un personaje fascinante de la historia argentina para su película "Ay Juancito": Juan Duarte, el hermano de Evita, protegido de Perón y amante de la noche y de las estrellas de cine. Considerado una figura menor pero reveladora de las tramas más secretas del poder, tuvo un final trágico, enfermo de sífilis y con una muerte dudosa, entre homicidio por encargo o suicidio. Olivera reconstruye el apogeo del joven calavera, sus días de gloria y su caída en los infiernos del dolor, la locura y la falta de poder. Además de su pasión por dos mujeres enfrentadas: una actriz de familia aristocrática (Inés Estévez) y una cantante (Leticia Brédice) que se suma al fanatismo por Evita.

El filme que se estrena mañana parte de una historia atrapante, que pese a su riqueza aún no había sido llevada al cine. Cuenta con un elenco que promete sorpresa y calidad. La sorpresa apunta por el lado de Adrián Navarro, un joven actor poco conocido que asume el desafío de interpretar a Juan Duarte. Es un desafío en el que lo acompaña un elenco a priori sin fisuras: Jorge Marrale (Perón), Norma Aleandro (Juana Duarte), Laura Novoa (Evita) y Alejandro Awada (Cámpora).

-¿Juan Duarte, el hermano de Evita, tenía destino de película?

-Nació para ser cine (risas). Era cantado que alguien alguna vez haría una película sobre este hombre. No sé cómo no se me ocurrió antes, gustándome como me gustan la historia y la investigación.

-Una primera lectura de la película que ya comenzó a circular dice que usted muestra con el personaje de Juan Duarte la génesis de la corrupción argentina de las últimas décadas.

-Un colega tuyo digo que en Juan Duarte se encontraba el ADN del menemismo (risas). Creo que sí, porque Juan Duarte se maneja con una impunidad total, una impunidad total que es la misma con la que se manejó María Julia. Ella fue demasiado obvia porque hay quienes han robado más que ella, pero de una manera más prudente.

-¿Cómo llegó a Adrián Navarro para el papel de Juan Duarte?

-Haciendo muchas entrevistas hasta que apareció él, que me llegó recomendado por una directora de casting. Cuando lo vi me dije que Adrián tenía la mitad de la batalla ganada por su aspecto de galán de los años 40, y si daba bien como actor iba a ser un excelente Juancito. Y de hecho dio e hizo un magnífico trabajo. Trabajamos ocho meses con él y con su coach para que fuera metiéndose en el personaje. Adrián tiene una pasta enorme porque de lo contrario no hubiera podido hacer un trabajo tan profundo.

-¿Qué recuerda del Juan Duarte real?

-Muy poco; no lo conocí personalmente. Sabía que existía y a veces lo veía porque no se publicaban muchas fotos de Juan Duarte porque ere un personaje un poco bochornoso y no querían que saliesen las fotos de él en los cabarets. Sin embargo, era un personaje que incidía. Me acuerdo sí de Perón y Evita, de cuando los conocí. Yo tenía 15 años y era cadete del liceo militar. Estaba en mi casa. Tocaron el timbre y al abrir la puerta me encontré con Perón, de uniforme, y Evita, muy bien vestida. Perón me preguntó por la señora de Alzaga y yo le respondí: "Segundo piso, mi general". Se habían confundido. Habían ido a visitar a la señora Quintana de Alzaga, hija del embajador argentino en Chile. Era 1946. También conocí a Fanny Navarro, en la que se basa el personaje de Leticia Brédice. Con Fanny hice una película cuando yo era ayudante de producción. Te cuento una anécdota que me parece formidable porque es la síntesis del poder. Un día íbamos en el auto hacia los Estudios Baires y ella abre su cartera, saca una polvera y ve un billete de un peso nuevo, flamante. Me lo da y el billete tenía el número 03. Cuando se dio cuenta de que yo había advertido el detalle me dijo: el número uno lo tenía la señora; el número dos, el general. Era una demostración de poder fantástica.

-Por momentos en el filme parece que Evita tiene toda la voluntad y Perón, nada.

-Creo que Perón la utilizó siempre a Evita. El caso más extraordinario fue cuando Evita le compró 2.500 pistolas al príncipe Bernardo de Holanda y se las da a la CGT. Cuando Perón se entera exige que se deposite todo en el arsenal Esteban de Luca. Perón era muy milico y lo admitía. Claro que el Perón de los 50 no tiene nada que ver con el de los 70.

-¿La frase en que Cámpora critica el militarismo de Perón en el filme es un pensamiento suyo?

-Eso lo elaboramos con José Pablo Feinmann en el guión. La prueba de que Perón era muy milico en este caso particular es que a su cuñado no lo hace investigar por la Justicia en un país democrático sino que le crea una comisión militar investigadora. No tenía sentido.

-¿Qué significó el peronismo para usted?

-El peronismo me marcó porque desde el año 43 en que asoma con el GOU hasta el 74 en que muere Perón viví pendiente del peronismo. Nunca fui peronista y me pareció terrible lo que pasó en los años 70 cuando la intelectualidad argentina asumiendo un silogismo muy elemental (yo amo al pueblo, el pueblo ama a Perón, entonces yo amo a Perón) hizo de Perón un intocable, cuando en realidad había sido en los cincuenta un dictador muy latinoamericano.

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Adrián Navarro, el protagonista, con Inés Estévez y Leticia Brédice.

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