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 miércoles, 09 de junio de 2004

Audiencia pública

He tenido la dicha -o la experiencia- de asistir a la audiencia pública que se llevó a cabo en el salón azul del Senado de la Nación, para tratar la postulación hecha por el Poder Ejecutivo, de la doctora Elena Highton de Nolasco para integrar la Corte Suprema de la Nación. El novedoso sistema podría resultar satisfactorio si el o la postulante respondiera a alguna de las numerosas preguntas que se le formulan; pero la doctora Highton de Nolasco estaba empeñada en no responder de modo concreto y veraz a ninguna de las más de 80 preguntas que le fueron formuladas. Todas sus respuestas dejaron una gran nebulosa. Con respecto a su postura abortista que encubre bajo la única respuesta de que lo que ha hecho en el trabajo cuestionado es una comparación entre el derecho estadounidense y el derecho argentino, se negó sistemáticamente a emitir su opinión personal porque dijo que no hablaría de cuestiones privadas. Vaya... si el tema de la vida y el derecho del niño por nacer es una cuestión privada para quien aspira a alcanzar el más alto rango en el ámbito judicial, qué podremos esperar de cosas menores? Esta mujer sostiene que hay un conflicto de intereses entre el niño por nacer y su madre y lo resuelve -sin querer reconocer públicamente que esa es su opinión- por la supresión de la persona o futura persona (aquí incurre en contradicción, porque después de haber admitido que hay vida en el seno materno dice: "futura persona". Resultó que sobre el tema del aborto no se expidió, no se retractó tampoco del contenido del artículo donde reconoce el derecho al aborto y se mantuvo en una férrea negativa a contestar con claridad a otras preguntas que se le formularon amparándose en que no iba a emitir opiniones que luego la colocaran en situación de ser recusada. Todo es un misterio, de nada quiso hablar claro. En definitiva, tras más de tres largas horas de interrogatorios infructuosos no contestó, en concreto, a ninguno de los temas por los que fue inquirida; ya se tratara de preguntas formuladas con antelación por los impugnantes (recibió más de 20.000 impugnaciones) o se tratara de preguntas formuladas en el recinto por los senadores presentes que integran la Comisión de Acuerdos. En otros casos se escudó en que no iba a hablar acerca de la constitucionalidad de algunas normas, porque si llegaba a la Corte era prejuzgamiento, pero sin embargo, esta inhibición se le fue cuando habló del tema de la tierra de los indígenas porque pudo citarse a sí misma, vale decir un trabajo escrito por ella sobre el tema. Dijo que mientras la ley lo establezca está de acuerdo con las uniones civiles entre homosexuales, porque si en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires está permitido por la ley, está bien. Parece carecer de opiniones morales propias y es absolutamente juspositivista. En mi parecer, como mujer argentina y como profesional del Derecho, que soy, considero un bochorno y una falta total de respeto por el sistema, la ausencia de precisión, cuando contestó, y la negativa a contestar que fue en muchos casos. Máxime tratándose de quien aspira a la más alta magistratura en el Poder Judicial. Concluida la audiencia le formulé una pregunta concretísima sobre su opinión personal acerca del aborto y me respondió que no iba a contestar sobre un tema tan álgido. Esto lo hice y lo escribo porque nadie me lo contó: fui partícipe directa. Si no mejoramos el sistema y permitimos que esto siga sucediendo tendremos, no sólo en los poderes políticos, sino también en el Poder Judicial, personajes oscuros y nuestro futuro seguirá siendo impredecible. Deseo que la señora de Nolasco no llegue a obtener el acuerdo del Senado, aunque parece tener a toda la prensa de su lado, porque no ha tenido el coraje de contestar con la verdad y porque además su posición frente a la defensa de la vida sigue siendo más dudosa que antes de la audiencia pública.

Doctora Nereida Brumat Decker



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