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 martes, 08 de junio de 2004

San Gregorio
Como no pueden entrar a robar queman una casa
Ocurrió en una vivienda rural cuyos propietarios ya fueron víctimas de nueve atracos en los últimos años

El veterinario jubilado José Néstor Farina y su esposa Paulina Colombi no salen de su asombro. Como los delincuentes que llegaron hasta la quinta de 7 hectáreas que poseen en las afueras de San Gregorio no pudieron ingresar a robar en la vivienda, le prendieron fuego. Nadie resultó lesionado, pero los daños materiales son cuantiosos. Además, es la novena vez que el matrimonio sufre un hecho delictivo.

"Llevo un promedio de un robo por año", contó Farina a La Capital mientras enumeraba las infructuosas medidas de seguridad que fue agregando a su casa: "Empecé por ponerle rejas a la ventana y terminé poniéndoles un boyero eléctrico a las aberturas. Pero no los paro con nada", dijo.

El veterinario sostiene que "como (los ladrones) no pudieron acceder a la casa por la ventana porque tiene reja por detrás, deben haber juntado hojas secas, ramas y papeles, después rompieron el vidrio, tiraron todo eso adentro y prendieron fuego".

Así se fueron quemando algunas cosas. Pero por suerte la habitación "no tiene buena circulación de aire y faltó el oxigeno que hubiera ayudado a prenderse todo lo que había en el interior", dijo Farina, quien agregó que "el daño provocado es grandísimo, tuvimos que quemar lo que quedó del colchón, las frazadas, toallas, ropa de trabajo...". También sufrieron los embates del fuego una cama, una mesa de luz y los cuadros familiares que colgaban de la pared.

Paulina contó que sintió "una gran indignación y rabia" y se preguntó "¿por qué tanto daño?" mientras su esposo recordó que quiso "tener una casa de fin de semana para venir con la familia, con los nietos, con los amigos, pero el resultado final... es que me han acobardado".

Farina dijo que cuando intentó hacer la denuncia "la autoridad de la comisaría no estaba" y esperó un largo rato. "Pero yo tenía que arreglar la casa que estaba abierta y entonces pedí que me llamaran apenas llegara el jefe. Todavía no me llamaron".

Finalmente, el veterinario dijo descreer de la Justicia y contó una anécdota: "La Justicia obra tan bien que en el segundo robo que nos hicieron, nos citaron a nosotros y a los ladrones el mismo día y a la misma hora. Cuando nos encontramos en los tribunales uno de los ladrones tenía puesta la ropa de uno de mis hijos", recordó.

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Fueron numerosos los daños materiales.

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