Año CXXXVII Nº 48412
La Ciudad
Política
Economía
El Mundo
Opinión
La Región
Información Gral
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Escenario


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 06/06
Mujer 06/06
Economía 06/06
Señales 06/06
Educación 05/06
Campo 05/06
Salud 02/06
Autos 02/06


contacto

servicios

Institucional

 martes, 08 de junio de 2004

Editorial
El gran momento del tenis

Las dos semanas vividas por la legión de tenistas argentinos en el Abierto de Roland Garros se convirtieron en un acontecimiento histórico del que todavía habla la prensa deportiva de todo el mundo. Llegaron a la final en singles masculinos dos jugadores de nuestro país, Gastón Gaudio y el santafesino Guillermo Coria, y una mujer, Paola Suárez, en dobles damas. Pero además, fueron grandes protagonistas otros representantes nacionales, como David Nalbandian, Juan Ignacio Chela y Gisela Dulko.

Nunca antes la Argentina había demostrado tanta contundencia con sus jugadores en un torneo de Grand Slam, algo que llevó a preguntar a más de un especialista sobre las razones que produjeron este fenómeno. Y la respuesta, lamentablemente, es que no obedece al resultado de una política planificada en tal sentido, sino simplemente a la iniciativa individual, con el apoyo del grupo familiar y de algunos sponsors comerciales.

Como se sabe, el tenis comenzó a jugarse con cierta masividad en los años setenta, a partir de los éxitos de Guillermo Vilas y José Luis Clerc. De allí salió una camada de grandes jugadores, con éxitos dispares, la mayoría de los cuales hoy actúan como entrenadores. Pero se careció de una política criteriosa desde la Asociación de Tenis para sostener el fenómeno y ayudar a dar a paso a todas las figuras potenciales que se perfilaban. En consecuencia, se vivieron casi diez años sin mayor protagonismo, hasta que empezó a asomar esta nueva generación de talentos. "Los campeones generan campeones", dijo Vilas a Gaudio, al entregarle la copa en París. Y es quizá una frase que pueda responder en parte el porqué de los buenos tenistas que celebra el país. El enorme ejemplo de los grandes deportistas, capaces de sobreponerse a múltiples dificultades para llegar a sus objetivos, deja una enseñanza difícil de borrar en las nuevas generaciones, que, a su vez y a su tiempo, acaso pretendan emularlos o superarlos.

Seguramente, si en materia deportiva se diseñara una política integral, atendiendo a todas las disciplinas y prestando mayor asistencia a aquellas entidades que trabajan con sensatez y transparencia, los resultados dejarían de ser sorpresa para registrarse con mayor frecuencia. Porque los chicos poseen buenas condiciones y una gran capacidad creadora en muchos de los deportes que practican. No obstante, es de esperar que este momento de gloria que hoy se vive con el tenis pueda ser capitalizado para que no vuelvan a repetirse errores o negligencias del pasado.

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados