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 sábado, 05 de junio de 2004

Tiros en el palier. Un hombre de 65 años enfrentó a una pareja que robaba en el departamento de enfrente
Intentó defender a su vecino asaltado y le pegaron cuatro balazos
Lo operaron en el Heca y se encontraba estable, con plomos en el abdomen y extremidades. Los ladrones huyeron

Alberto Sagasti escuchó el estampido en el departamento de sus vecinos del tercer piso y salió como una flecha hacia allí. Atravesó la puerta y comprobó que una pareja de asaltantes había inmovilizado a un matrimonio. Según una fuente policial, se armó con una pistola calibre 22 y enfrentó a uno de los maleantes. Se trenzó con el ladrón quien, en medio de la pelea, gatilló una pistola nueve milímetros. Cuatro balazos perforaron el cuerpo de Sagasti. El hombre de 65 años se desplomó malherido al suelo y los intrusos escaparon sin llevarse nada. La esposa de Sagasti, Yolanda Rotemberg, de 66 años, aseguró a este diario que el delincuente vació el cargador de su arma cuando todavía estaba en el palier y que su marido no estaba armado. No obstante, la policía secuestró una pistola 22.

Sagasti fue internado en el Hospital de Emergencias. Allí los médicos lo operaron para extraerle los cuatro plomos que impactaron en el abdomen, en el hemitórax izquierdo, en una pierna y en un brazo. Anoche, según un vocero policial, su situación clínica era estable.

El hombre baleado es tío del comisario inspector Héctor Sagasti y está desocupado. Ayer a la tarde el oficial llegó a visitarlo junto a su padre y se encontró a su tío herido en el living. "Era la primera vez que venía a verlo desde que vivía en el departamento. Me encontré con un charco de sangre", exclamó el comisario en la guardia del Clemente Alvarez.

Cerca de las 5 de la tarde de ayer, Alberto Aristargo, de 62 años, llegó al edificio de Zeballos 2487. Apenas puso la llave en la puerta de entrada, una pareja de jóvenes bien vestidos lo encañonó con una pistola nueve milímetros. Con el arma apuntando a su cabeza, fue obligado a subir en el ascensor con los ladrones hasta su vivienda del tercer piso mientras les imploraba que no le robaran. Apenas atravesaron la puerta del departamento B, el ladrón disparó una balazo intimidatorio. Un tiro rebotó en la pared y, asustada, la esposa de Aristargo, Melva del Carmen Botallo, de 66 años, profirió un grito clamando por ayuda.

Alberto Sagasti escuchó la detonación y el aullido de la mujer desde el departamento A. Lo separaba nada más que un pequeño pasillo y creyó que sus vecinos estaban en peligro. Primero golpeó la puerta. Como nadie respondió, entró a lo de sus vecinos. Allí divisó al ladrón apuntando al matrimonio. Su socia observaba la escena y no había entrado en acción.

Sagasti decidió enfrentar al ladrón con una pistola en una de sus manos. Se trabó en lucha con él. Forcejearon e intercambiaron trompadas. A los empujones, los dos hombres salieron del departamento y continuaron su batalla en el palier. Allí terminó la disputa. El ladrón abrió fuego y cuatro balazos salieron de la pistola nueve milímetros que empuñaba.

Atónita frente al suceso, Yolanda vio cómo su esposo caía al suelo. Lo tomó de los brazos y lo sentó en el living. "Perdió mucha sangre, pero estaba lúcido", explicó la mujer. Un rato después un vehículo de la Patrulla Urbana lo trasladó al Clemente Alvarez. La versión del suceso difiere del reporte de la policía. "Mi marido lo sacó a los empujones del departamento y lo metió en el ascensor. El tipo bajó, pero volvió enseguida cuando Alberto todavía estaba en el palier. En ese momento le descargó el cargador completo del arma" (una pistola nueve milímetros tiene 13 proyectiles), comentó. Y aseguró que su marido no estaba armado en el momento del violento episodio. No obstante, la policía secuestró una pistola calibre 22, marca Gunther, cuya propiedad adjudicó al herido.

En la tardecita, un grupo de policías examinaban el pasillo del tercer piso del edificio de Zeballos al 2400 en búsqueda de huellas. Caminaban entre marcas de sangre mientras Botallo prestaba declaración en su departamento ante un oficial de la comisaría 6ª. A la misma hora, Yolanda y dos familiares aguardaban la evolución de Sagasti que acababa de ser operado. La mujer parecía escéptica en cuanto al estado de salud de su marido. "Alberto perdió mucha sangre, su recuperación no será sencilla", repetía.

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Sagasti fue baleado en Zeballos al 2400.

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