| sábado, 05 de junio de 2004 | Un tachero de ley En La Capital del domingo 23 pasado, se publica la carta de la señora María Elena Dall Anese donde solicita a los taxistas mejorar la calidad del servicio. A raíz de esta nota quiero contar mi experiencia: al realizar con mi señora un viaje en taxi desde Santa Fe e Italia a Alem y Zeballos, al descender del coche y cuando éste había partido, observamos que habíamos dejado olvidado en el mismo un bolso con mercaderías, recetas médicas, radiografías y paraguas. Ante esta adversidad me reconfortó recordar las palabras de Teresa de Jesús: "Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene, nada le falta. Solo Dios basta". Es así que el miércoles 26 recibimos un llamado del sanatorio ubicado en Laprida y San Juan informándonos que un taxista les había entregado nuestro bolso, al leer en la radiografía el nombre de ese nosocomio. Sé que el taxista conducía un Renault 12, pero como desconozco su nombre, quiero agradecerle desde aquí, a este noble "tachero", al igual que al personal del sanatorio, quienes con su gesto nos han demostrado que la solidaridad es una de las mejores armas para vencer las injusticias que ha generado la crisis en nuestro querido país.
Italo León
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