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 domingo, 30 de mayo de 2004

Romina Lanaro: "En los castings siempre me gastaban porque decían que era como una planta"
Una rosarina que triunfa en el mundo de la alta costura de París
La modelo, que se crió en barrio Echesortu, desfila para los diseñadores más prestigiosos del mundo

Rodolfo Bella / La Capital

"¿Quién es esa chica?", preguntó la diseñadora italiana Miuccia Prada cuando la vio y de inmediato le pidió una entrevista. Su reacción no llamó la atención, ni siquiera en el superpoblado mundo de la alta costura, donde miles de chicas esperan una oportunidad agazapadas entre bambalinas. Y no es para menos, la rosarina Romina Lanaro, con tan sólo 20 años, encarna el modelo de belleza de las casas de moda más prestigiosas del mundo. Y lo disfruta.

¿Qué tiene Romina para haber saltado de su casa de barrio Echesortu a un departamento del 9º distrito de París, justo ahí donde se levanta la Opera Garnier? La belleza es la cualidad más obvia. Claro. Pero los que la conocen bien aseguran que tiene "algo más, algo único".

La misma Romina, entre una pasada y otra para un desfile de Chanel, contó a La Capital desde París cómo hizo realidad sus sueños.

Con 1,82 metro y 58 kilos, las cosas no eran fáciles para una adolescente de 14 años. Pero ella intuía que algo podría hacer con esa belleza heredada de sus abuelos rusos, alemanes, franceses e italianos. Así recaló en la agencia MGD. Oscar Fernández Fini confió en una singularidad que muy pocos valoraban. Romina nunca imaginó que eso que la condenaba a ser la última de la fila en las escuelas Juan Arzeno, primero, y Lisandro de la Torre, después, le abriría las puertas a una vida nueva.

"En los castings siempre me gastaban porque decían que era como una planta", recordó Romina con buen humor, y reveló: "Era re-tímida, insegura, no hablaba con nadie". Sin embargo, después de seis años, las cosas cambiaron: "Ahora soy más cara rota -dijo-. También estoy más relajada porque fue un cambio auténtico, de adentro y muy positivo".

¿Cómo hizo una adolescente para operar semejante mutación?. "Esta carrera tiene mucho de actuación -explicó-. Tenés que salir y creerte que sos la mejor. Al principio uno puede pensar que eso es algo feo, pero es un ejercicio que finalmente ayuda a encontrar la seguridad en las cosas favorables que tenés".

Fue un aprendizaje duro. Hubo momentos en los que pensó en dejar todo. Su primera gran crisis la vivió cuando hizo su primera escala en una agencia porteña. Recibió un golpe que prefiere no recordar. Sintió que el precio que pagaba por su sueño era demasiado alto.

Nuevamente fue Fini quien confió en su potencial y le dio una mano:la puso en contacto con la agencia Hype Management. Allí la recibió otro rosarino, Emiliano Mocchiutti, quien le allanó el camino a Europa. El hecho de que fuera rosarino y amigo de su maestro, le dio la contención necesaria para dar el gran salto.

Actualmente, Romina tiene una ocupación de tiempo completo para la agencia francesa Viva. Trabaja duro, pero es feliz. Sus días comienzan a las 7 de la mañana y no terminan hasta que la última de las pruebas de ropa, entrevistas, sesiones de fotos, y desfiles pautados en su agenda. Y eso sucede tarde, cuando las fuerzas flaquean.

¿Marea un poco tanto glamour? "Para nada. No hago dietas ni gimnasia. Como todo el tiempo porquerías. No me queda tiempo. Sigo comprando ropa cuando voy a la Argentina y busco precios. Este es mi trabajo. No estoy acá de vacaciones. Tampoco me creo el rol de la gran estrella. No va a pasar porque mi familia me educó de una manera y aprendí con gente capaz y honesta. Además, me parecería ridículo".

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Romina Lanaro y su sugerente belleza.

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