| sábado, 10 de abril de 2004 | El padre Ignacio volvió a convocar a una multitud "Paz en el mundo y paz en la Argentina", reclamó el popular cura desde el púlpito ante una impresionante marea humana Más de 150.000 personas participaron anoche del Vía Crucis organizado por el padre Ignacio Peries, en una nueva muestra del poder de convocatoria del sacerdote de barrio Rucci, en el noroeste de Rosario. Como se repite cada año, la parroquia Natividad del Señor, que conduce el carismático religioso, fue el punto de partida de la interminable columna de devotos que recorrió siete kilómetros para conmemorar la pasión de Jesucristo. Al finalizar el trayecto, el popular sacerdote impartió la bendición desde la intersección de avenida Granaderos y Kennedy. "Paz en el mundo y paz en la Argentina", pidió Ignacio ante una marea humana que levantaba sus manos con velas, crucifijos e imágenes de la Virgen.
El padre Peries clamó porque se recupere la seguridad y la convivencia, pero fue más allá. También rogó para que se termine la violencia y haya más justicia.
Como en los otros años no se olvidó de los enfermos, de los ancianos ni de los que están solos. Aunque también hizo especial hincapié en los que necesitan trabajo y pasan angustias económicas. "Todo lo que pidamos con fe nos será concedido", afirmó Ignacio desde el púlpito levantado en la parte posterior de la fábrica Cerámica Alberdi.
"Hace años que nosotros pedimos por los enfermos de HIV y después de eso salieron más medicamentos contra ese mal", dijo el cura, antes de agregar que "las estadísticas muestran que Rosario es la ciudad con menos contagio de Sida".
Este año el Vía Crucis tuvo algunas particularidades. Fue sin duda muy especial para Ignacio, ya que cumple 25 años de sacerdocio en Rosario (ver página 4). También cambió el tradicional recorrido que conmemora la pasión y la muerte de Cristo, ya que los siete kilómetros de caminata se realizaron sin poder cruzar la Circunvalación, donde se están realizando trabajos de reparación.
Y este año además fue diferente, ya que milagrosamente no llovió, a diferencia de los dos Vía Crucis anteriores.
No obstante, durante el recorrido la multitud tuvo que esquivar charcos, barro y cráteres, como los que se detectaron en Camaña al 2400 y Discépolo al 2500, viejos pozos del barrio que nunca lograron ser reparados.
Fuentes policiales estimaron en 150 mil el número de fieles que participó de la ceremonia, aunque los organizadores se animaron de hablar de 200 mil.
A raíz de la cantidad de gente el servicio público de pasajeros se vio desbordado. Colas de más de dos cuadras se vieron en distintas esquinas de Parquefield intentado tomar algunas de las líneas que viajan hacia el centro.
Las estaciones Durante el Vía Crucis los peregrinos se detuvieron por minutos en cada una de las 14 estaciones establecidas en distintos domicilios de la zona. "Para mí fue un milagro, que mi casa fuera elegida como una de las estaciones es como sentirme tocada por la mano del Tata Dios", dijo una vecina que hace 35 que vive en Parquefield y que asiste casi a diario a la parroquia Natividad del Señor.
Varios vehículos acompañaron la marcha llevando a numerosas personas con problemas de salud y con discapacidades físicas. Otros fieles siguieron los rezos y meditaciones del padre Peries transmitidos a través de dos radios rosarinas.
Efectivos policiales junto a medio millar de servidores de la parroquia, Defensa Civil, el Sies (Servicio de Emergencia Sanitaria) y Control Urbano de la Municipalidad de Rosario coordinaron el desarrollo del acto religioso.
"Vengo a agradecerle a Dios y al Padre Ignacio por la salud y la fuerza que me da todos los días", dijo Marisa, quien iba acompañada por su marido, su madre, su hijo de tres años y su beba de cinco meses.
Los peregrinos que llevan un lustro recorriendo estas calles recordaron otros tiempos donde los vecinos de Parquefield se asomaban a las puertas de sus casas y ofrecían agua a los fieles que pasaban marchando. "Ahora nadie se asoma ni a la ventana porque todos tienen miedo de que los asalten. El clima de inseguridad es terrible y debemos orar para que esto cambie", dijeron Clelia y su esposo José que llegaron desde barrio Las Flores. enviar nota por e-mail | | Fotos | | El padre Ignacio bendijo a miles de fieles. | | |