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 sábado, 06 de marzo de 2004

China da el último adiós al comunismo
Dará status constitucional a la propiedad privada. El crecimiento económico es tan alto que buscan frenarlo

Pekín. - El primer ministro chino, Wen Jiabao, inauguró ayer la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional (APN), máximo órgano legislativo chino, cuyo principal objetivo es aprobar una histórica reforma de la Constitución: se garantizará por primera vez a nivel de la Carta Magna la protección de la propiedad privada, la que tendrá carácter "inalienable". Tal vez para maquillar esta medida de fondo, el discurso inaugural de Jiabao prometió un mayor control sobre la economía y ayudar a los cientos de millones de chinos que aún viven en la pobreza rural.

El premier se dirigió a los 2.900 delegados del Partido Comunista procedentes de todo el país, que se reunieron en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín, donde se realizará la asamblea que durará diez días.

El punto más importante de la sesión de este año es la reforma de la Constitución de 1982, en la que se introducirán varias enmiendas que por primera vez garantizarán la protección total de la propiedad privada. Según analistas, la intención de Jiabao es asegurar estos derechos para promover, entre otras cosas, las inversiones en el área de la construcción.

Pero Jiabao también habló de "desarrollo social", "crecimiento económico sostenible" y apoyo a los campesinos empobrecidos mediante la abolición de impuestos que gravan su producción. "Resolver los problemas que enfrentan la agricultura, las áreas rurales y los campesinos es una prioridad en todo nuestro trabajo", señaló el premier. En las zonas rurales chinas viven 800 millones de los 1.300 millones de chinos. Muchos emigran hacia las ciudades en busca de un trabajo industrial. El gobierno teme que la ampliación de las diferencias sociales como resultado del impresionante crecimiento económico capitalista en las zonas urbanas podría encender una mecha social de malestar y minar su autoridad en el país.

Wen Jiabao estableció para 2004 una meta de crecimiento económico del 7 por ciento, "modesto" si se compara con la subida del 9,1 por ciento en 2003. El primer ministro chino propuso una serie de pasos que apuntan a ponerle frenos a la economía, tales como restricciones al crédito y el recorte a los gastos del Estado. Wen trata también de evitar los problemas generados por un declinante sector bancario, ineficientes y gigantescas empresas estatales y un sistema legal inestable.

Wen detalló una lista de otros desafíos que encara la sexta economía más grande del mundo, como la inversión excesiva y desordenada, la construcción redundante, tensiones entre la demanda y la oferta de energía, transporte y materias primas, la caída en la producción de granos y la apropiación ilegal de tierras.


Se impuso el mercado
En cuanto al crecimiento y la inversión, el primer ministro indicó que "en algunos sectores" las inversiones son "excesivas" y que existe el riesgo de que la producción supere largamente la demanda. China se convirtió el año pasado en el campeón en captación de inversiones extranjeras directas (IED), algo que es la base del milagro económico capitalista del país pero que puede recalentar excesivamente a la economía. El premier se refirió al yuan (la moneda china), y aseguró que es necesario que permanezca "estable", pese a los pedidos de devaluación de Estados Unidos y Europa, que se ven perjudicados por la importación de bienes chinos de bajo costo. China mantiene al yuan en el mismo nivel respecto al dólar hace diez años, lo que es señalado como una forma de competir mediante una moneda sobrevaluada.

Pero la cuestión de fondo es la reforma constitucional, que marcará el final de la economía planificada que Mao Tsé Tung impulsó en la República Popular China entre 1949 y 1976, y que en las últimas décadas fue dejando paso poco a poco a la llamada "economía socialista de mercado", gracias a las políticas de reformas iniciada en 1979 por el fallecido Deng Xiaoping.

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De los tiempos de Mao sólo queda el mausoleo.

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