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 domingo, 04 de enero de 2004

Guerra a la corrupción, y sin parientes

La designada interventora en el Pami, la diputada del ARI Graciela Ocaña, se comprometió ayer a no nombrar a familiares suyos en el Instituto y a luchar fuertemente contra los "núcleos muy duros de corrupción" que, según afirmó, todavía existen en la obra social de los jubilados y pensionados.

"Debemos volver a tener al Pami como un lugar de orgullo y no como uno donde la sociedad piensa que hay ladrones", resaltó Ocaña. En esa línea, precisó su objetivo: "Trabajar en un modelo de prestación al servicio de los jubilados y no al de los distintos grupos que se apoderaron del Instituto".

Ocaña ponderó la "valentía" del presidente Néstor Kirchner al designarla al frente del Pami en reemplazo de Juan González Gaviola, y se definió como una "mujer de acción, no de palabras".

"Quiero que me recuerden como esa chica que un día vino (al Pami) y que con el mismo dinero dio mayores prestaciones, mejor calidad de las mismas y que, fundamentalmente, hizo más exigente el gasto", se ilusionó.

Ocaña recordó que "yo di muchas peleas contra núcleos de corrupción, muy duros e importantes en la Argentina, y no voy a decir que les gané a todos, pero sí que golpeamos a varios y que terminamos con unos cuantos". Y destacó que "eso es lo que también pretendo hacer ahora".

"Soy intransigente respecto de la corrupción", enfatizó la legisladora, quien concluyó: "Habrá que terminar con las castas. Mi compromiso es estar con aquellos que aman a la obra social y que trabajan cada día más".



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