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 domingo, 04 de enero de 2004

La fragilidad del capitalismo italiano

Christian Spillmann

Roma. - El naufragio financiero del gigante del sector agroalimentario italiano Parmalat, luego de manipulaciones contables, revela una fragilidad del capitalismo italiano, encarnado por empresas familiares mal protegidas por el sistema de controles. Unos meses antes de la debacle, el grupo fundado por la familia Tanzi y basado cerca de Parma (norte) anunciaba disponer de 4.200 millones de euros (unos 5.250 millones de dólares) de tesorería.

Pero el 8 de diciembre, Parmalat se declaró incapaz de reembolsar un préstamo obligatorio de 150 millones de euros (unos 187,5 millones de dólares), que vencía en ese fecha, y fue abandonado por sus bancos, que se negaron a acordarle un crédito de urgencia. El 15 de diciembre, el fundador y patrón de Parmalat, Calisto Tanzi, de 65 años, decidió encargar la dirección del grupo a Enrico Bondi, de 69 años, un especialista en el salvataje de empresas en dificultades (Montedison, Telecom Italia).

El nuevo director debía descubrir un agujero contable de cerca de 4.000 millones de euros (unos 5.000 millones de dólares) en la nebulosa de filiales creadas por el grupo en todo el mundo, por ejemplo en paraísos fiscales como Lugano, Luxemburgo y las islas Caimanes.

Esta realidad deja como un recuerdo lejano a la pequeña empresa de leche pasteurizada creada en 1961 por Calisto Tanzi. Especialista en producto lácteos y de larga duración, Parmalat emplea más de 36.000 personas en 30 países, 4.000 de ellas en Italia. El caso llegó a la Justicia y los ex dirigentes de Parmalat, investigados, comenzaron a hablar, revelando un verdadero escándalo: balances falsos, transferencia de fondos hacia empresas creadas por la familia Tanzi en paraísos fiscales.

El agujero se agrandó con el correr de la investigación y alcanzó la víspera de Navidad cerca de 7.000 millones de euros (unos 8.700 millones de dólares), es decir casi el equivalente a la facturación del grupo en 2002 (7. 600 millones de euros).

Emblema del capitalismo italiano, Parmalat es hoy en día insolvente. Los productores de leche trabajan para el grupo pero no reciben su remuneración desde hace cinco meses, y la acción de Parmalat fue excluida del principal índice de la bolsa de Milán, donde cotizaba desde 1990.

El escándalo es comparado al caso Enron, la empresa del sector energético norteamericano declarada en quiebra por la justicia tras el descubrimiento de malversaciones contables por varios miles de millones de dólares. Propietario de Fininvest, un grupo con múltiples ramificaciones, el jefe del gobierno italiano Silvio Berlusconi denuncia este escándalo que "golpea a los ahorristas y mina la credibilidad de la economía italiana".

El ministro de Justicia, Roberto Castelli, miembro del movimiento populista Liga del Norte, es más directo. "Los responsables de este naufragio son delincuentes", acusa. El gobierno se mostró diligente y acondicionó la legislación sobre las quiebras en un decreto-ley votado de urgencia hace una semana. Parmalat fue colocado bajo tutela del Ministerio italiano de Industria y Enrico Bondi debe presentar un plan de salvataje.

Pero el malestar continúa porque Parmalat no es la primera compañía italiana víctima de una gestión poco escrupulosa. En ese sentido, se recuerda el caso de Cirio, especialista de los alimentos en conserva, liquidado el pasado verano boreal. Su ex presidente y principal accionista, Sergio Cragnotti, está sospechado de bancarrota fraudulenta, estafas, falsedades en comunicaciones sociales y corrupción.

"¿Cuántas empresas de este tipo todavía se encuentran en circulación?", se pregunta el semanario Panorama, subrayando que los industriales italianos están cada vez más endeudados. Toda la cadena de control de cuentas de las empresas se encuentra cuestionada: los estudios de certificación de cuentas, los bancos, la Consob (la autoridad de control de la bolsa) y el banco central. El gobierno anunció su intención de "reorganizar el sistema para alinearlo en el régimen europeo", pero postergó ese proyecto. (AFP)

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