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 domingo, 04 de enero de 2004

Kovadloff: "Las políticas educativas deben servir a un proyecto de Nación"
El filósofo cree que hay un debate pendiente para definir prioridades científicas

"Las políticas educativas no pueden ser coyunturales ni oportunistas, deben servir a un proyecto de Nación", aseveró ayer Santiago Kovadloff. El escritor, filósofo, docente y miembro de la Academia Argentina de Letras instó a poner en el centro de la escena política del Estado nacional a la producción del conocimiento. Además, aseveró que aún hay un debate pendiente para definir las prioridades científicas a futuro y denostó "la fragmentación" educativa producto de la crisis del concepto de República.

En ese marco, no descartó que todos los actores de la educación superior puedan poner sobre la mesa aquellos temas que siempre aparecen urticantes: ingresos irrestrictos o no, cupos o aranceles. "Con fundamento se puede discutir qué se vuelve central y qué subsidiario, en función de los objetivos finales se deben tratar los problemas administrativos", reflexionó.

Claro que Kovadloff evitó referirse al problema concreto de la Facultad de Medicina de Rosario, que es la única estatal sin cupo de ingreso en el país, lo que la convierte, según la decana Raquel Chiara, en un "cuello de botella". Pero remarcó que los países que lograron consolidar su identidad pusieron en el "escenario educativo las prioridades impuestas por sus necesidades de consolidación".

-Usted cree que la políticas en educación superior deben pensarse a lo largo y ancho del país y no que queden libradas a la decisión de cada universidadƒ

-En todos los órdenes del país se necesita de políticas de mediano y largo plazo como así también objetivos convergentes que, respetando las idiosincrasias regionales, respondan a un proyecto de Nación. Una cosa es la autonomía, en el marco de la interdependencia, otra es la fragmentación en el marco de la crisis del concepto de Nación. La políticas universitarias, que en consecuencia me parecen indispensables, no pueden ser, si pensamos en la Nación como proyecto, coyunturales ni oportunistas, sino un indicio inequívoco de la conciencia que en el marco académico se tiene de lo que la República necesita para dejar de ser un conglomerado y empezar a ser una Nación.

-¿No cree también que las carreras universitarias están sometidas a los vaivenes de la moda; es decir, una década se "usa" estudiar tal o cual disciplina sin motivo aparente? ¿Considera que el Estado tendría que dar lineamientos generales de acuerdo a las necesidades del país?

-Es verdad, también sucede esto. Pero hay que remarcar que los países que han consolidado su identidad y su protagonismo son aquellos que han sabido trasladar al escenario educativo las prioridades impuestas por la necesidad de su consolidación. Ello no implica que deba recaer sobre ciertas carreras el desdén del Estado o lisa y llanamente su supresión. Pero sí implica que el esfuerzo económico que el Estado debe realizar para hacer de la educación el eje de la identidad cívica venidera, debe desplegarse en consonancia con los requerimientos que impone la inscripción de la Argentina en el mundo.

-¿Por ejemplo?

-Uno de los mayores capitales de proyección internacional con que cuenta nuestro país es y debe ser el de la producción de conocimiento. Producir conocimiento significa ingresar al campo del intercambio internacional con propuestas inéditas e indispensables a la vez. Eso requiere financiamiento tanto como investigación; estrategias políticas tanto como capacitación intelectual.

-¿Opina que las autoridades van en el camino que usted propone o cree que se están lejos de esa situación?

-Pareciera que tanto el Ministerio de Educación de la Nación como el de Economía comenzaron a comprender el papel que está llamada a cumplir la producción de conocimiento. Ello no significa que contemos ya con políticas plenamente estructuradas. Pero sí parece haber indicios de que se ha comprendido cómo debe empezar a esbozarse la reinserción de la Argentina en el mundo contemporáneo.

-¿De qué modo se podrá vislumbrar esta tendencia?

-El Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) nos irá diciendo hasta qué punto el pensamiento científico ha sido concebido por el gobierno nacional como el depositario privilegiado de las expectativas de futuro. No se trata del único organismo que nos lo dirá, pero sí de uno de los más elocuentes.

-¿En este marco considera que se deben rediscutir los ingresos irrestrictos, los cupos o los arancelamientos de las carreras universitarias públicas?

-Sólo a la luz de estos objetivos generales puede discutirse con fundamento todo lo que atañe al despliegue de la acción concreta. Es decir, poder definir qué se refuerza, qué se vuelve central o qué es subsidiario...en fin, todas las cuestiones antes planteadas.

-¿Significaría hacer una discusión sin prejuicios?

-Claro, porque en función de los objetivos hay que discutir los problemas administrativos.

I.B.

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Kovadloff pide objetivos convergentes.

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