Año CXXXVII Nº 50062
La Ciudad
Opinión
Policiales
La Región
Información Gral
El Mundo
Política


suplementos
Ovación
Turismo
Mujer
Economía
Escenario
Señales


suplementos
ediciones anteriores
Salud 17/12
Autos 17/12
Turismo 14/12
Mujer 14/12
Economía 14/12
Señales 14/12


contacto

servicios

Institucional

 domingo, 21 de diciembre de 2003

Comunicación y conflicto: Crecer en las diferencias

A diario nos encontramos en situaciones que solemos denominar como conflictivas. Situaciones donde hay enfrentamiento, oposición de intereses, de acciones, de opiniones o de propósitos.

En ocasiones utilizamos el término conflicto aludiendo a una realidad que experimentamos en lo personal, con uno mismo. Pero en este caso se trata de las situaciones conflictivas que se plantean entre personas, que solemos denominar conflicto interpersonal.

Las ideas que comúnmente asociamos a la palabra conflicto son: oposición, enfrentamiento, divergencia, incompatibilidad, antagonismo y habitualmente lo vivimos como pelea, como desencuentro, con malestar.


Puntos de vista
El componente principal de estas situaciones es la presencia de diferentes puntos de vista sobre el mismo hecho. No llegamos a comprender cómo es que podemos tener perspectivas tan diferentes de un mismo acontecimiento y generalmente nos inclinamos a pensar "yo tengo la razón, son los demás los que están equivocados".

Si observamos más de cerca las relaciones que solemos protagonizar en el trabajo o con aquellos con los que convivimos podremos ver que frecuentemente se plantean situaciones de divergencia.

Watzlawick, Beavin y Jackson se refieren a ellas como aquellas donde se da una discrepancia en la "puntuación" y expresan: "la naturaleza de una relación depende de la puntuación de las secuencias de comunicación". Ellos consideran las secuencias de comunicación como los intercambios de comportamientos entre dos personas en una interacción y, la puntuación como la forma en que damos sentido a las secuencias.

Veamos un ejemplo: Marta se queja: "no hacés nada en casa, todo lo tengo que hacer yo y si hacés algo, lo hacés mal a propósito, para que no te pida más nada". Por su parte Juan sostiene: "todo lo hacés vos, a tu manera que es la única posible. Yo no hago nada porque siempre para vos está mal hecho". Estas dos formas de "puntuar" un mismo hecho en la relación que comparten, expresa dos perspectivas distintas y claramente antagónicas.

La falta de acuerdo con respecto a la manera de "puntuar" las secuencias puede acarrear, en ocasiones, incontables conflictos, y manifiesta una discrepancia respecto de cuál es la causa y cuál es el efecto del hecho en cuestión. Esto nos lleva a tratar de ver quién empezó o quién tiene la culpa. En el caso de Marta y Juan, los dos piensan que reaccionan a la actitud del otro y que es el otro el que desencadena la situación.

Desde la visión sistémica se define a las interacciones entre los seres humanos como sistemas con circuitos de retroalimentación donde la consecuencia de nuestros actos vuelve a nosotros e influye en lo que hacemos a continuación, y describe a estas interacciones como circulares. Sabemos que en un círculo no hay comienzo ni fin y es arbitraria la decisión de romper la continuidad determinando un principio y un fin.

Dada esta circularidad con la que se caracterizan las relaciones no podemos encontrar en qué momento comenzó, quién hizo primero qué cosa que resulta en esto que estamos viviendo.

Puntuemos desde donde puntuemos este tipo de discusiones puede mantenerse durante mucho tiempo. Al respecto María C. Grossi expresa: "Desde donde arbitrariamente elijamos puntuar el principio de una discusión, advertiríamos que en cada secuencia, por cada conducta candidata a ser catalogada como desencadenante de la situación, encontraríamos, simultáneamente, otra que tranquilamente podría disputarle el mismo rótulo".

Uno de los puntos de palanca para intentar salir de estas situaciones que con frecuencia encierran es cuestionarnos lo que está ocurriendo, poder preguntarnos ¿qué impide que actuemos diferente?

En el caso de Marta y Juan, probablemente si alguno de ellos actuara de forma distinta, por ejemplo de parte de Marta, no haciendo ella lo que corresponde que haga Juan o aceptando la manera en que él las hace, y de parte de Juan, haciéndolas a pesar de las críticas, probablemente el círculo se rompería.

De hecho los seres humanos tenemos diferencias, podemos mirar desde puntos de vista distintos, pero el conflicto aparece cuando uno quiere hacer prevalecer la propia visión sobre el otro. También nos consta que podemos ver las diferencias y aceptarlas, vivenciándolas no como algo que nos opone, sino como instancia de mutuo reconocimiento.

Pompeya Ré

Especializada en comunicación humana

www.ich.com.ar

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados