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 domingo, 21 de diciembre de 2003

Seitai, sensibilidad que viene de Oriente

En los últimos tiempos Occidente está viviendo la entrada de numerosas técnicas importadas de Asia cuyo objetivo es proporcionar herramientas para aumentar el bienestar y la salud. La última en llegar, todavía poco conocida, es el seitai. Este método es una forma sutil e individualizada de recuperar la sensibilidad del cuerpo y aprender a emplear los recursos propios para mantenerse sano.

Sei significa en japonés devolver el equilibrio o reordenar y tai cuerpo. En seitai, los protagonistas absolutos son el individuo y su organismo. El único instrumento que interviene son las manos del especialista que exploran con precisión el cuerpo, y se adaptan a las necesidades particulares de cada persona. Esta técnica se puede emplear en todas las edades, tanto como prevención como para tratar diferentes tipos de trastornos. Sus efectos no siempre son inmediatos, depende de cada uno. Pero en todos los casos permite recuperar la energía vital.

Es particularmente útil en situaciones de estrés o ansiedad, de fatiga y también para tratar el insomnio. Uno de los grandes campos de aplicación es para las lesiones causadas por algunos deportes. Los que practican artes marciales suelen acudir a un especialista de seitai cuando sufren una caída para recuperarse más rápido. No hay recetas generales. El especialista se adapta a cada caso en función de lo que percibe de la persona. Los maestros de seitai no hablan de terapia ni de curación, sino de guía.

Consideran que el papel del terapeuta es secundario. Su labor consiste en devolver al organismo algo que tiene de forma innata: la capacidad para adaptarse a los cambios del entorno y recuperar el bienestar general. El modo de hacerlo es rastrear cada rincón del cuerpo: los meridianos de energía, la posición del esqueleto, el ritmo de la respiración. De este modo, descubren donde están los bloqueos y con sutiles masajes deshacen "los nudos" (las vértebras son una gran fuente de información porque su forma varía cuando existen alteraciones).

Sin embargo, el seitai no termina con la sesión. Se trabaja después con ejercicios que se realizan en la casa. Aquellos que lo practican aprenden a reaccionar cuando notan algo: la idea es enseñar a leer el cuerpo, a interpretarlo y a adaptar los hábitos corporales a cada circunstancia. Tiene puntos en común con otras técnicas venidas de Oriente como el shiatsu, pero va más allá. Su nacimiento es el fruto de una profunda observación de la forma en la que el cuerpo se adapta al entorno para preservar su existencia.

El instinto de supervivencia (impreso en lo más profundo del ser humano) reacciona de forma inmediata y sin intervención de la voluntad ante los acontecimientos que suceden. Sin embargo, el tipo de vida de las sociedades modernas obliga a mantener un ritmo acelerado que agota muchos de los recursos naturales de los que se disponen. De modo que la capacidad del organismo para defenderse y adaptarse acaba agotándose. Esta técnica permite sensibilizar el cuerpo para que, utilizando sus propios recursos, recupere el equilibrio.

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