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 domingo, 21 de diciembre de 2003

El cazador oculto: Un stripper en el antiguo zoo

Ricardo Luque / La Capital

Una psicosis se apoderó de las fiestas de fin de año. Primero circuló un rumor, después se supo la verdad y finalmente se decidió cortar por lo sano. Sí, existe un grupo comando entrenado para entrar sin invitación allí donde haya comida y bebida gratis, opera desde hace años con la sutileza y la perfección de un cuerpo de elite de la CIA y la decisión de la nueva administración municipal es ponerle punto final a sus correrías. Por eso las medidas de seguridad de su ya tradicional brindis navideño en el Jardín de los Niños fueron extremas. Igual no se pudo evitar la peor plaga que asola las reuniones que se multiplican en esta época del año. Las gentes de buen beber y nula cultura alcohólica. Como langostas en el antiguo Egipto, no dejaron una botella en pie a su paso. El más peligroso del lote fue Guillermo Zysman, que no contento con exprimir hasta la última gota de cuanta copa llegó a sus manos amagó con hacer un show de strip-tease sobre una mesa. "Usa slips rojos", se escandalizó una jovencita de profundos ojos celestes y sonrisa metalúrgica que asistió azorada al numerito de cabaret. A su lado Martín Pigazzi lucía, como si fuera una pieza de colección, una camisa amarillo patito que ni Tony Manero se hubiera atrevido a ponerse. Las sombras que a esas horas se extendían sobre el parque del viejo zoológico cubrieron su mal gusto con un manto de piedad. En la pista de baile, Erica Fontana fingía que la excitación que se había generado a su alrededor no le importaba. Los galanes hacían cola para invitarla a bailar. Claro. La presentadora de noticias de Telefé, que llegó con una minifalda mínima que dejaba ver sus piernas doradas por el sol, se había ganado un viaje a Camboriú para dos personas y los muchachos, ni lerdos ni perezosos, soñaban con acompañarla. En un rincón, un veterano periodista al que sus amigotes apodan Baltazar, el rey negro, comía un bocadito tras otro para calmar la ansiedad. "Si sigue así va a explotar como Mauricio Doval", se asustó una rubia de pelo ensortijado que lucía un diseño de Kosiuko que dejaba ver el encaje de la enagua bajo la falda. Un buenmozón de saco claro y espaldas esmeradamente trabajadas en el gimnasio la seguía a sol y a sombra. ¡Cuánto amor!

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