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 sábado, 20 de diciembre de 2003

Significativo reproche judicial en un caso de justicia por mano propia
Dura resolución de un juez contra un comerciante que mató a un ladrón
Equiparó su conducta a la de un homicida que comete un delito comprendiendo sus actos. No concedió atenuantes

Santa Fe.- Un juez de instrucción santafesino dejó en claro con una resolución que perseguir y matar a un asaltante no es una acción justificable sino un grave delito que se paga con prisión. Lo hizo al procesar por homicidio simple al dueño de una heladería barrial que, tras ser despojado de 54 pesos, se subió a una camioneta y fue detrás de un ladrón armado de 17 años. Al que después de varias cuadras asesinó de un disparo, ante la vista de testigos.

En su resolución, el juez Eduardo Giovannini evaluó que el comerciante actuó en forma "consciente" y que "sus actos fueron comprendidos y dirigidos a cobrar por propia mano lo que consideraba había sido una injusticia". Y por eso le aplicó una figura penal que tiene un mínimo de ocho años de prisión.

El magistrado no consideró atenuantes jurídicos que a menudo se aplican a las acciones de los denominados "justicieros", como la legítima defensa o el estado de emoción violenta, ya que el comerciante a su entender no mató para proteger su vida, que no estaba en peligro al momento en que baleó al joven delincuente, ni fue protagonista de una reacción súbita que le impidiera tomar en cuenta lo que estaba haciendo.

"Si admitimos que cada ciudadano haga justicia por mano propia, viviremos en una selva humana, en lugar de luchar por una sociedad pacífica y civilizada", sentenció el magistrado en su escrito.


Fuga y persecución
El pasado viernes 28 de noviembre a las 19.30 Fernando Monti, un joven de 17 años, entró a la heladería de José Panicali, en Gobernador Freyre al 6500 de la ciudad de Santa Fe. Estaba atendiendo la esposa de Panicali, que fue despojada de 54 pesos por Monti. Mientras el joven ladrón se escapaba, el comerciante buscó un revólver, subió a su camioneta y decidió perseguirlo. Lo hizo durante varias cuadras, por calle Hernandarias hasta San José. Lo alcanzó en la esquina de San José y J. P. López. A cinco cuadras de donde había salido.

Fue en ese lugar donde Panicali disparó contra el ladrón. El muchacho cayó fulminado al suelo después de que un balazo le atravesara el abdomen. Según testimonios de vecinos, cuando Monti fue alcanzado trató de guarecerse entre un par de personas que estaban sentadas en la vereda. Panicali habría esperado a que el ladrón de su negocio saliera del área de refugio de esos vecinos y recién entonces usado su arma contra él.

Desde el día del crimen, Panicali está detenido y ahora fue procesado por los delitos de homicidio simple, tenencia y portación ilegal de arma de guerra, y se dispuso un embargo de 10 mil pesos sobre sus bienes. El arma es un revólver calibre 38 marca Detective, de uso prohibido y para la cual no tenía autorización.

Si bien la defensa de Panicali sostiene que el asaltante también disparó su arma, el magistrado consideró que existen elementos suficientes para dictar su procesamiento, según informó ayer el vespertino santafesino El Litoral.

De acuerdo a lo reconstruido por la investigación judicial, Panicali disparó contra el ladrón varias veces y al ver que caía al piso se retiró del lugar. Luego volvió a su casa, continuó con la producción de helados -que eran elaborados por él- y luego acudió al domicilio de su hija, donde escondió el arma dentro de una heladera.

El juez Giovannini afirmó en el texto del procesamiento que no encuentra en la conducta de Panicali "causal de justificación alguna, como así tampoco atenuantes". Para el magistrado, "la conducta desplegada antes, durante y después de cometido el hecho indica que su obrar fue consciente y sus actos comprendidos y dirigidos a cobrar por propia mano lo que consideraba había sido una injusticia".

El dueño de la heladería sostuvo que lo habían robado 17 veces durante este año. Considerando eso, el juez afirma que "debió obrar en forma contraria -recurrir al poder de represión legal-, no obstante el cansancio que dice tener por los robos".

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A Fernando lo mató el dueño de una heladería.

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