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 miércoles, 17 de diciembre de 2003

El nuevo funcionario podría aprobar controles que dispuso desde una empresa
Objetan la designación que hizo Obeid para la Secretaría de Medio Ambiente
El elegido para ese cargo es actualmente gerente de una industria que genera residuos peligrosos

El designado secretario de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la provincia podría terminar aprobando controles que él mismo dispuso en su condición de gerente de una de las empresas que más controversias disparó en la región por temas de contaminación.

El ingeniero químico Oscar Raúl Quintero fue nombrado por el gobernador Jorge Obeid, tras una propuesta de la Fundación Libertad, aunque recién asumirá en enero porque hasta ese momento trabajará en la empresa Sulfacid, una de las que luego pasará a controlar desde su nuevo cargo.

Esa circunstancia motivó que distintas organizaciones relacionadas con la defensa del medio ambiente y organismos no gubernamentales criticaran al funcionario así como a la fundación que lo propuso por carecer de antecedentes en la defensa de la problemática ambiental.

Uno de los cuestionamientos más severos apunta que al nuevo funcionario provincial le ha tocado hasta ahora defender la postura de la empresa a la que pertenece, en muchos casos contrario a los parámetros de cuidado del medio ambiente que debe propiciar la provincia.

Por su actuación en la materia muchos se arriesgan a afirmar que Quintero llegará al cargo con un "pasivo ambiental" difícil de obviar.


Una cava polémica
Según relatan funcionarios políticos de la zona industrial del Gran Rosario, Sulfacid -ubicada en Fray Luis Beltrán- tiene pendientes varias cuestiones en lo que hace al cuidado ambiental. Una de las principales apunta a que la empresa mantiene en un predio de su propiedad una cava de aproximadamente 120 metros de largo por 80 de ancho y 8 de profundidad donde se depositan residuos tóxicos peligrosos.

Los mismos han quedado expuestos al ambiente agrediendo al suelo y exponiendo a las aguas subterráneas a una inevitable contaminación.

Para muchos de los que viven en la zona, el referido pozo, tarde o temprano, podría acabar por impactar en la salud de la población. Según denuncian vecinos, la cava no sólo carece de control ambiental, sino que está colmada en su capacidad, lo cual la convierte en un verdadero peligro.

La cava contiene miles y miles de toneladas de metales pesados tóxicos como cadmio, plomo y cinc. Quienes ven en este depósito un sitio de alta peligrosidad aseguran que no posee medida alguna de estanqueidad (calidad de estanco que impida filtraciones) y consideran que "se trata de la prueba de un acto de características cercanas a lo criminal que data de más de un cuarto de siglo de impunidad e inacción".


Una aprobación pendiente
Sulfacid, bajo su propio riesgo y responsabilidad, inició ahora la construcción de un denominado relleno de seguridad, aunque no cuenta todavía con la aprobación de la autoridad ambiental provincial, organismo que debió efectuar un estudio previo de impacto ambiental (EIA), exigido por la ley provincial de medio ambiente y desarrollo sustentable.

No pocos se preguntan si la intención de la industria es exigir la aprobación apoyándose en la estrategia del hecho consumado. Tanto apuro para encontrar un nuevo sitio donde volcar los barros tóxicos obedece, como se indicó, a que la cava está saturada. Pero además del agotamiento del terreno, la Secretaría de Estado de Medio Ambiente de la Nación nunca extendió a esta industria el certificado ambiental correspondiente para poder funcionar como confinamiento de seguridad de residuos peligrosos.

De no mediar una súbita aprobación antes de que asuma el gerente propuesto para prestar servicios a la provincia, será él mismo quien deba resolver sobre la cuestión. La situación que se daría entonces, sería, sin siquiera considerar aspectos éticos, por lo menos comprometida.


De Sulfacid a Medio Ambiente
También las organizaciones ambientalistas se preguntan "¿cómo es posible que quien pueda llegar a desempeñarse como protector del medio ambiente haya tolerado y acaso fomentado hasta hoy que estos productos sean almacenados a metros de la población sin tomar medidas que resuelvan la situación".

"No es aventurado -dicen- llegar a la conclusión de que la política de medio ambiente puede deparar a los santafesinos algunas sorpresas indeseadas. Como por ejemplo, ser más tolerantes con quienes contaminan reformando los actuales valores o eximiendo del pago de multas y cánones cuando se violan las leyes de protección".

Para ellos, "el problema ambiental en la planta de Sulfacid, a juzgar por la falta de aplicación de las normas vigentes, permanece irresuelto. Y la situación es muy grave si se considera que uno de los responsables de esa violación, el gerente, ingeniero Quintero, puede ser quien deba ejercer en el futuro el contralor de las industrias pasibles de contaminar". Para algunos, como se dice popularmente, resultaría algo así como poner al zorro a cuidar las gallinas en el gallinero.

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La cuestionada cava está cerca de la autopista.

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