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 miércoles, 17 de diciembre de 2003

Un comando de elite israelí planeó liquidar al ex dictador

JACQUES PINTO

Jerusalén. - Ante la reciente captura del ex dictador iraquí Saddam Hussein por las fuerzas norteamericanas, la censura militar israelí levantó el secreto sobre una operación planeada en 1992 por el Estado judío para liquidar a su enemigo jurado. Los dos grandes periódicos Yediot Aharonot y Maariv dedicaron ayer su portada y numerosas páginas a la operación que llevaba el nombre en código de "zarza". Pero en noviembre de 1992, después de un accidente que costó la vida a cinco miembros de la unidad de elite que debía ejecutarlo, el plan se archivó.

Según Maariv, en ningún momento esta operación recibió la autorización definitiva del gobierno laborista de Yitzhak Rabin de esa época.

Durante la Guerra del Golfo, en 1991, Irak disparó 39 misiles Scud armados con ojivas convencionales contra Israel, que bajo la presión de su aliado norteamericano no pudo responder. La idea de liquidar a Saddam Hussein -sospechoso de desarrollar armas de destrucción masiva, químicas y bacteriológicas-, comenzó a tomar cuerpo en esa época, y el jefe del estado mayor de entonces, el general Ehud Barak, lanzó los preparativos para esa operación.

Se encargó la operación a Sayeret Matcal, la prestigiosa unidad de elite del estado mayor, que había estado bajo el mando de Barak. Los servicios secretos israelíes establecieron con certeza que Saddam Hussein participaría en el funeral de su padre adoptivo, su tío Jairalá Telfá, con una de cuyas hijas, Sajida, había contraído matrimonio. El querido tío sufría de diabetes y sus días estaban contados.

El funeral debía tener lugar en Owja, la ciudad natal de Saddam, a poca distancia de Tikrit. El comando debía ser enviado por avión a 12 km del cementerio de Owja. Desde allí serían lanzados dos misiles teledirigidos de "concepción secreta" contra el dictador iraquí.

El 5 de noviembre de 1992, todo el Estado Mayor, incluyendo al general Amiram Levin, encargado de supervisar el proyecto, asistieron a uno de los últimos "ensayos" en la base de Tseilim. El audaz plan terminó en tragedia. Un misil real fue disparado por error hacia el blanco, en lugar de un misil sin carga. El escándalo fue tan grande que el estado mayor se vio obligado a archivar el proyecto. En esa época se habló simplemente de un accidente en una maniobra.

El capitán Doron Kampel, quien dio la orden de disparar, fue degradado y condenado a tres meses de cárcel con pena en suspenso. Desde entonces vive en Boston (EEUU).

Ben Caspit, uno de los editorialistas de Maariv, habla del carácter "megalomaníaco" del proyecto, señalando que si hubiese fracasado "hubiera podido hundir a toda la región en un baño de sangre". (AFP)

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