| domingo, 14 de diciembre de 2003 | Punto final Central despidió el año con un magro empate Sergio Faletto / Ovación Un punto más. El del final. Que tiene dos lecturas. Por un lado aparece como suficiente para superar la meta de la tranquilidad de las 30 unidades, fijada por Miguel Angel Russo en agosto pasado cuando pensó en la Copa Libertadores 2004. Por otro genera cierta insatisfacción para aquellos que querían un tercer puesto en el Apertura. Pero más allá de las interpretaciones, lo cierto es que este punto se presenta como límite. Porque Central llegó justo a tiempo a la culminación de este torneo. Pasó la línea de llegada con el último aliento. Padeciendo no sólo la virtud organizativa de Banfield sino también la ausencia de su propia identidad futbolística, aquella que le permitió ser protagonista en determinados segmentos del campeonato.
Central llegó al gol en su primera incursión a suelo albiverde, después de soportar un moderado acoso en su tierra. Y el córner de Messera que terminó con el cabezazo festivo de Talamonti derivó justamente de una contra que hizo Belloso.
Pero era previsible que la ventaja no se iba a sostener. Porque Galarza cortaba todo intento canalla, porque Adrián González navegaba con destino cierto en el mediocampo aprovechando que Renzo Ruggiero hacía agua por todos lados y porque Garrafa Sánchez le daba gas a la impotencia de cada centralista que osaba enfrentarlo.
Moraleja: Banfield dio vuelta el partido con una velocidad admirable. Entre los 17 y los 23 minutos el equipo de Falcioni pasó al frente. Adrián González observó la quietud defensiva del anfitrión y metió un pase a la derecha para Garrafa Sánchez, quien habilitado desde el otro extremo por Fassi se dispuso a meter con precisión la pelota en el ángulo derecho de Gaona. Enseguida el paraguayo Núñez Mendoza cruzó un pase a media altura que Adrián González empalmó para festejar el segundo. El clásico 1-2 de boxeo.
Central buscó una reacción. Pero se desvaneció en el intento. Porque le costaba horrores recuperar el balón y cuando lo tenía lo maltrataba. Ninguno de los volantes creativos hilvanaba una jugada y todo se reducía a arrestos individuales, como el remate del Equi que Noce sacó por encima del travesaño.
El complemento no varió demasiado. Garrafa Sánchez seguía fastidiando con su inteligencia y oficio. Si hasta al propio Russo hizo reaccionar. Pero el pelado inmutable siguió jugando. Con ese instinto de potrero que lo distingue.
Central avanzaba pero no atacaba. Banfield cuando pasaba la mitad ponía en apuros a los canallas. En tanto la gente se entretenía insultando el atípico criterio que utilizó una vez más Rafael Furchi. Reprobación que cesó cuando el árbitro cobró un penal por una pelota que pegó en el brazo de Adrián González en forma casual. Ferrari lo ejecutó y el Gigante volvió a gritar.
Así Central cerró el Apertura. Con una floja actuación colectiva e individual que le permitió sumar un punto más. El de las diferentes lecturas. Pero que seguirá siendo el punto final. enviar nota por e-mail | | Fotos | | El Colorado Fassi cabecea en el área rival. | | |