| domingo, 02 de noviembre de 2003 | Tres delincuentes aterraron a una familia en Colón al 1900 El hijo de un cirujano mató a uno de los ladrones que entraron a su casa El chico, de 21 años, tomó un arma y le tiró al maleante que había entrado a su cuarto, quien cayó muerto sobre su cama Ariel Etcheverry / La Capital Un conocido cirujano plástico y su familia vivieron una pesadilla ayer a la madrugada cuando tres ladrones armados se metieron en su casa de Colón 1951 con fines de robo. Mientras tres de los habitantes de la casa estaban atados y amordazados, uno de los hijos del médico, de 21 años, empuñó una pistola 9 milímetros y se tiroteó en su cuarto con uno de los intrusos, al que mató de un disparo en la cabeza y otro en el tórax. Fueron varios tiros que retumbaron en la casa y en toda la cuadra de un barrio que fue sacudido en esta semana con dos violentos hechos, que no tienen conexión pero alteraron al vecindario. Los otros dos maleantes alcanzaron a escapar y se presume que uno podría estar herido.
Para la familia del médico Carlos Albertengo, dueño de una conocida clínica, lo de ayer fue revivir los tres robos que padecieron en el pasado. Dos de esos atracos se registraron mientras no estaban en casa, pero el restante fue similar al de antenoche. Comprensiblemente nadie quiso hablar ayer a la mañana mientras Alejandro, el menor de los hijos del médico, estaba demorado en la Brigada de Homicidios de la Unidad Regional II. En principio los investigadores creen que disparó su arma en un acto de "legítima defensa"
De todas maneras, la jueza de instrucción Mónica Lamperti esperará los resultados de una serie de pericias y la declaración de testigos antes de imponer la carátula de la causa. Por ese motivo, el muchacho está detenido en la Jefatura de Policía.
Eran cerca de las 2.15 cuando toda la familia dormía en la casa de Colón entre Pasco e Ituzaingó. La vivienda tiene dos plantas y ladrillos vistos al frente. En la parte superior se encuentran las habitaciones de la pareja y las de Alejandro, de 21 años, y de Andrés, de 26. Los hijos además de ser estudiantes universitarios tienen conocimiento y manejo de armas, ya que suelen realizar prácticas de tiro.
La habitación del pánico Fuentes policiales consignaron que tres delincuentes se introdujeron por la puerta de calle. Para entrar habrían utilizado una ganzúa o una llave "gemela" porque la cerradura no estaba forzada ni rota. Los intrusos entonces fueron hacia arriba.
Primero controlaron a Carlos Albertengo y a su mujer Cristina, quien es fonoaudióloga. "Los ataron y uno de los delincuentes se quedó con ellos, vigilándolos mientras los dos restantes fueron en busca de los hijos", comentó un investigador policial. La siguiente víctima fue Andrés. El muchacho, que estudia medicina, al igual que sus padres fue sorprendido mientras dormía. A él también le amarraron las manos y los pies. En ese momento los dos delincuentes fueron hacia el cuarto donde dormía Alejandro.
El primer disparo se produjo cuando Andrés intentó zafarse de las ataduras. Las fuentes consultadas contaron que ese movimiento fue advertido por uno de los ladrones, que retrocedió sobre sus pasos y gatilló hacia el estudiante de medicina. De milagro la bala no dio en el blanco. A todo esto, el menor de los Albertengo se tiró de su cama al piso. De adentro de un placard tomó una pistola 9 milímetros y gatilló al ver a los desconocidos parados en medio de la oscuridad.
Así se desencadenó un tiroteo que tuvo su epicentro en el dormitorio del muchacho, "un cuarto de dos por dos", según detalló una fuente. "Fueron varios disparos", describió un detective. "Fueron 4 ó 5 por lo menos", precisó otro vocero policial. "Los tiros fueron impresionantes", describió Roberto, el canillita que escuchó los estampidos desde su puesto de Pasco y Colón mientras esperaba la llegada de los diarios.
Un ladrón bonaerense Uno de los maleantes recibió un plomo en el cráneo, otro en el tórax y cayó muerto sobre la cama de Alejandro. Los otros dos al ver el desenlace de los hechos optaron por escapar por donde habían entrado. Esto fue observado por Andrés, quien una vez que se liberó tomó otra 9 milímetros y salió a la calle a perseguirlos inútilmente. Al salir efectuó un disparo al aire, mientras los cacos huían a pie por Colón al norte.
La policía sospechaba ayer que uno de los prófugos también resultó herido. En cuanto al hombre abatido, se encontró entre sus ropas un documento de identidad a nombre de Alberto Santos Bareiro. Pero la policía señaló que es apócrifo: las huellas dactilares del fallecido no se corresponderían con las de ese DNI hallado en su poder. "Ya sabemos que es un delincuente de la provincia de Buenos Aires", dijo un vocero de Homicidios.
Tras el episodio la cuadra de Colón al 1900 se cubrió de patrulleros. Primero llegaron el Comando Radioeléctrico y la seccional 4ª. Después la Brigada de Homicidios que quedó a cargo del sumario prevencional. Los investigadores incautaron una pistola 9 milímetros que pertenecería al delincuente muerto y otra que utilizó Alejandro.
Según se supo ayer Alejandro estudia ingeniería y, al igual que su hermano y su papá, practica regularmente tiro. Por eso no llamó la atención que en la vivienda hubiera dos pistolas automáticas registradas legalmente a nombre de Albertengo. La policía comprobó que las armas estaban en regla. Los habitantes de la cuadra se vieron sorprendidos por lo que ocurrió. Los Albertengo viven allí hace casi dos décadas y son considerados vecinos intachables.
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